�María, la Madre de Dios y Madre nuestra, tuvo una fe increíble y grande! Ella no sabía cómo la Palabra se haría carne en ella, pero creyó en Dios, depositó en �l toda su confianza, obedeció y se sometió a Su voluntad. Por eso, María es la persona de más fe en la tierra.
A través del ángel Gabriel, la Palabra dice que María está llena de la gracia de Dios. Por eso es santa, santísima, es la persona que ha alcanzado el mayor grado de santidad en la historia. Tanto así que la Iglesia la proclamó "inmaculada", lo cual significa que jamás tuvo mancha original ni pecado alguno, ni aún cuando fue concebida en el seno de su madre. María fue conservada pura y limpia de pecado, porque Dios tenía derecho a escoger a una mujer santa para que fuera su madre. Jesús nació y creció en el hogar de María en Nazaret.
Si de �l proviene todo! �Cómo es posible que se acepte la encarnación, pero no se acepta que María fuera virgen sino que era una mujer normal, común y corriente y hasta cualquiera? �Acaso le van a quitar a Dios el derecho a escoger a su madre? �Por qué ser tan necios y empeñarnos en decir que para unas cosas Dios tiene poder y para otras no lo tiene?
Con mucho orgullo, María es nuestra Madre, la queremos y con ella rezamos el santo rosario para recibir gracia y bendiciones de Dios. Tenemos en ella una Madre maravillosa que intercede por nosotros. No es ninguna diosa y no la adoramos como dios. Pero la queremos como Madre, la persona que tuvo mayor influencia sobre Jesús mientras vivió en la tierra.
Ahora, en el cielo junto a Dios, nuestra Madre María es la persona que tiene la mayor influencia para interceder por nosotros. �María Santísima es el puente por medio del cual Dios nos bendice! Cristo Jesús nos dice que lo busquemos a �l, y la mejor manera de hacerlo es imitar a María que es nuestra Madre.
La fe auténtica, como la de María, es la que dice, "creo en ti, Señor; espero en ti, Señor; confío en ti, Señor". Tú, Señor, tienes todo el poder. Contigo puedo vencer lo que sea porque contigo soy . . . �INVENCIBLE!