La cultura es, de una parte, unidad superior de espíritu en cada época, y de otra parte, continuidad del proceso... es, sin duda, una continuidad del proceso. Pues bien la cultura consiste en la conveniencia cierta de la continuidad de ese proceso. La cultura se afianza mucho más con la lectura. Por ello he citado textualmente un valioso tema del muy conocido y extraordinario español José Antonio Pagola.
Para el creyente, la vida es ante todo regalo y gracia. El gran don recibido gratuitamente del creador. No lo hemos decidido nosotros. No es algo que se debe a nuestro esfuerzo o mérito. Aunque nos parece muy normal existir, nuestra vida es un acontecimiento que podía no haber sucedido. Es Dios mismo el que nos ha llamado a vivir y ha hecho que se produzca ese hecho único, original e irrepetible que es la vida de cada uno de nosotros.
Por eso, lo primero es alegrarse como regalo. El gozo de ser, ésa es la primera respuesta y la mas sana del creador. Obedecer gozosamente al Dios que nos llama a vivir la vida en definitiva, es una cuando es obediencia agradecida a Dios. Quien no está en la vida desde esa actitud básica de alabanza y de oración de gracias, no está viviendo su existencia de forma plenamente saludable.
Por otra, la vida como tarea es una responsabilidad personal en la que nadie puede ser sustituido por otro. La vida de cada uno es absolutamente personal. Como dice Mr. Buber, "cada uno de los hombres representa algo nuevo, algo que nunca antes existió, algo original y único".
Eso significa que yo soy el primer responsable. Mi vida es sólo mía y nadie me puede sustituir. Si yo no la vivo, habrá en el mundo un vacío que nadie puede llenar. Si yo no amo siempre faltará ese amor. Si yo no gozo, no crezco, no creo... faltarán para siempre ese gozo, ese crecimiento y esa creatividad".