En las dos ciudades terminales más importantes de Panamá, así como en el resto de las municipalidades istmeñas, la mayoría de las personas que escogen como oradores en las fiestas patrias calcan el mismo discurso año tras año. No pegan mentiras, pero repiten las mismas pendejadas de siempre preñadas en vibrantes leyendas idílicas, abonando para que nuestras generaciones continúen en rumbos equivocados respecto a la historia sincera del país.
En Colón por ejemplo. Nadie menciona al zoneíta Thomas Lyons, que se enamoró tanto de la capital de la costa atlántica, que antes que se construyera el Canal, soñaba con una Zona Libre como la de Hamburgo. Thomas fue un insaciable devorador de "saos" mientras se estragaba en cervezas. Lyons fue el verdadero gestor de la Zona Libre de Colón, proyecto que desde 1950, le mantiene las panzas llenas a 150, 000 panameños y en forma indirecta conserva las portaviandas tibias de por lo menos 200, 000 personas.
En Panamá sucede otra "sonageta" parecida, pues jamás se ha escuchado el nombre de Heziash Gudger, uno de los más grandes conspiradores a favor de la separación de Panamá de Colombia, superado hoy día en "matraqueo" político por nuestros Lucho's: Camacho y Gómez. Haziash era gordo y hartón como Gómez y chinguero y saca tablas como Camacho, pero fue el gringo que dio la estocada final a la Colombia que nos oprimía, reuniendo a 25 gringos y panameños claves para los últimos toques de la separación, esta cita subrepticia se dio 59 días después del asesinato del General Victoriano Lorenzo y 61 días antes del 3 de noviembre de 1903.
En todo el país indudablemente que lo mejor de los discursos patrios que todo el mundo se sabe, es el final de los mismos, que terminan en el sopor del sancocho, bateas de bollos, chistes y seco, mientras que la patria se vende terrón por terrón, islote por islote y litoral por litoral.