Las fuertes lluvias que volvieron a caer desde ayer sobre Roma han hecho activar de nuevo la alerta ante una nueva crecida del río Tíber, que atraviesa la capital italiana, y que podría provocar desbordamientos en algunos puntos.
Aunque la situación por el momento está tranquila debido a que el nivel del agua bajó durante el fin de semana, aseguraron ayer las autoridades romanas. No obstante, el cuerpo de bomberos y protección civil se han activado para monitorizar el curso del Tíber y su afluente, el Aniene, ante posibles peligrosas crecidas.