Infiernillo Político

Por: Ramón Jiménez Velez -

Bueno, bueno, la ausencia de claros liderazgos partidistas ha generado la necesidad de iniciar extraoficialmente un proceso electoral con el desgaste de figuras repetitivas y ataques a aspirantes y dirigentes de partidos políticos.

Por cierto, esto ha insertado en el diario debatir político el viejo tema del voto ciudadano y la tendencia del mismo, cada quien con su propia teoría y su óptimo vaticinio.

De paso se pervierte el significado del proceso electoral, cuestionando su mecanismo legal, su estructura administrativa y su legitimidad y transparencia.

Porque las elecciones, dentro del concepto de gobierno representativo, legitiman la democracia liberal.

Esto se afecta por los partidos como protagonistas del escenario político y por la ampliación de la injerencia política por sectores, obreros, profesionales y otros que intervienen en la acción gubernamental.

Las elecciones sirven para producir gobierno a base de la representación. Pero ¿de qué? De intereses, opiniones, etnias, territorialidad, profesiones, clase social, económica o personal. Porque la sociedad de masas dificulta la homogeneidad de la votación.

Además está el partido que escoge a (los) candidato (s).

Surge la campaña política o el proceso de persuasión para ganar las elecciones. Es el proceso para argumentar a favor o en contra y, si acaso, ofrecer promesas.

Se plantea un programa de gobierno de atacar al adversario constituyendo, de esta forma, no una preferencia a un determinado grupo, sino el rechazo a los demás. Por algo las encuestas señalan que más de la mitad de nuestros electores no votarían por los actuales aspirantes. En el gobierno resultado del voto negativo, donde el énfasis se centra en la percepción, las encuestas programadas y sondeos como principal vínculo entre electores y candidatos.

Se intensifica la comunicación política con intercambios de mensajes frecuentemente deformados.

Esto produce un desgaste en los participantes, dependiendo del acceso a los medios de comunicación (tanto en la parte de publicidad pagada con la informativa comprometida), el tipo de propaganda (nivel de violencia) y el juego limpio entre participantes, aunque generalmente gana fuerza el ataque descalificador sobre las propuestas electorales.

Finalmente, puede producir el voto de reata (adhesión ciega a la voluntad del otro) o aquel emitido irreflexivamente.

Lo dice el evangelio según San Juan:



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