Históricamente los panameños nos hemos jactado que contamos con una de las mejores aguas del mundo, y que simplemente abriendo el grifo obteníamos agua potable para el consumo humano, cosa que no puede hacer ninguno de nuestros países vecinos.
Pero hace más de una década, la situación del agua en Panamá ha ido desmejorando hasta llegar a la crisis de hoy día, y cada vez más sectores se están sumando a la escasez y a la mala calidad del indispensable líquido.
Sorprendentemente, a unos cuantos kilómetros de la capital, en el Canal de Panamá se botan al mar un aproximado de 52 millones de galones de agua dulce por cada barco que transita la vía acuática, cantidad que según expertos en recursos hídricos, representa casi la mitad del consumo diario del área urbana de Panamá. La situación se torna más crítica, si tomamos en cuenta que al día transitan por el Canal entre 33 y 40 embarcaciones.
Todo parece indicar que la mayoría de los panameños, incluyendo a los gobernantes, no se han percatado de que en estos momentos que estamos sufriendo los embates del "Cambio Climático" el principal recurso que tiene Panamá no es su posición geográfica, sino "EL AGUA DULCE", que ya es motivo de conflictos en algunos sitios del mundo porque simplemente el agua es sinónimo de vida.
Pero como ya es costumbre, una potencia extranjera tendrá que decidir darle el valor como principal recurso al agua para que nosotros nos demos cuenta, porque en nuestro "corto cerebro de país" no existe grabada la palabra "autodeterminación" y como es costumbre, parece que nuestro destino será el mismo: seguir subsidiando a las navieras transnacionales y demás empresas extranjeras que se les ocurra explotar cada fuente de agua de nuestro pequeño Istmo.