Falsos carnés de identidad de instituciones como la Policía y la diplomacia, títulos profesionales y de maestrías en el extranjero se elaboran en la calle Azángaro, conocida como "la fábrica de los documentos falsificados" y que está ubicada a unos 20 metros del Palacio de Justicia en Lima.
Azángaro es una calle larga, angosta, en pleno centro de Lima, pero todo el movimiento de venta se realiza en un tramo de apenas 100 a 150 metros, donde sobresalen las casas antiguas, de inusitada presencia de locales con máquinas fotocopiadoras, servicio de Internet, de gente de miradas febriles, sudores perennes, donde los negocios por un documento espurio se concertan en minutos.
Se puede conseguir cualquier documento por un precio. "Hay que ponerse de acuerdo", dijo a la AFP uno de los "jaladores" (contactos).
Los jaladores pueden ser hombres o mujeres y son los encargados de buscar al "punto" (cliente) para ofrecerle los servicios en plena calle, en un restaurante o en el interior de alguna vivienda.
Los falsos carnés de identidad son los más pedidos en estos momentos y compiten con los certificados de estudios universitarios, señaló el jalador.
Al cliente le piden una foto actual y a color, logotipo de la empresa que requiere el carné y datos personales del interesado. No se exige acreditación de que la persona que manda hacer el documento tiene derecho a portarlo.