El título de la Euroliga conquistado por el CSKA Moscú ante el Maccabi Tel Aviv israelí, superado claramente en la final por 77-91, ha remarcado el renacer del baloncesto ruso, "casado" con Madrid, ciudad que en un plazo de nueve meses ha despachado dos coronas continentales hacia la capital moscovita: el Eurobásket del pasado septiembre y el recién logrado éxito de los nuevos campeones de Europa de clubes.
El CSKA ha sido el mejor equipo de todos con una suficiencia y una manera de jugar que, además de insistir en el rabioso presente que ha sabido construir desde unos años de sombra, le augura un futuro prometedor.
El base ruso-estadounidense John Robert Holden capitanea y dirige desde la cancha tanto a la selección rusa como al CSKA del italiano Ettore Messina. Holden anotó la cesta del triunfo sobre España en el Europeo. En esta Euroliga ha maniobrado al frente del CSKA con su inconfundible clase, aunque ha sido otro estadounidense, Trajan Langdon, el responsable de que el equipo moscovita reventase la final en el tercer cuarto.