En el camino de María Eugenia Dávila Campos, una joven de 20 años con muchas ilusiones en la vida y con ganas de superación, se cruzó Omar Sinisterra, de 42 años, un hombre que sin razón alguna acabó con la vida de una hermosa joven que además de ser bella por fuera, lo era por dentro, porque sus hermosos sentimientos quedarán por siempre en la mente de sus seres queridos.
Nacida el 9 de diciembre de 1985 en el seno de una humilde familia, era la segunda de tres hermanos.
Su estudios secundarios los realizó en el Instituto Politécnico de Juan Díaz y actualmente cursaba la carrera de Administración de Recursos Humanos en la Universidad Interamericana.
Para pagarse sus estudios trabajaba desde hace un año y medio en los Laboratorios Raly, donde le pusieron diversos turnos para que pudiera seguir estudiando.
"Crítica" fue en busca de su familia, quien a pesar de su dolor fue atenta y abrieron las puertas de su humilde morada ubicada en la barriada Monterico, en la comunidad 24 de Diciembre, en Tocumen.
Al llegar al lugar, el dolor era visible: su padre, David Dávila Nieto, estaba en la puerta, mientras su madre, Porfiria Campos, no aguantaba las ganas de llorar.
"María Eugenia era una joven que cuando salía a la calle no iba en busca de novio, sino a estudiar y trabajar, tanto que hizo un préstamo para ayudarme a hacer unos arreglos en la casa. Mi hija salía de la casa desde la 5: 00 de la madrugada hacia su universidad o para el trabajo, todas las mañanas yo la despertaba, le hacía su café y ella me decía: Papi, me voy, me daba un beso y se iba", sostuvo su padre.
"No es cierto que mi hija mantenía una relación sentimental con ese hombre, porque él solamente tenía 8 días de haber empezado a trabajar en el Centro Comercial Alambra, donde está ubicado el Laboratorio Raly, lo más seguro es que estuviera obsesionado con ella"
HECHOS
Los informes obtenidos por "Crítica" revelan que pasada las 7: 00 de la noche del martes, cuando el seguridad de la empresa Seprosa, Omar Ernesto Sinisterra, quien estaba recién nombrado en la empresa, entró al Laboratorio Raly gritando: "Esto es un asalto", con su arma de reglamento en mano. En el lugar estaba María Dávila y sus otros dos compañeros de trabajo: Karol Itzel Alvarado, de 24 años, analista de Laboratorio, y el doctor Gerardo Samudio, también de 24 años.
Sinisterra llevó a Karol y a Gerardo a un cuarto aparte y se quedó con la joven presuntamente para violarla, pero las otra dos persona lograron salir y encontraron a Sinisterra a punto de abusar de ella.
En ese momento, el seguridad disparó contra Karol en la pierna izquierda y en el abdomen, pero logró salir del lugar pidiendo ayuda. Seguidamente el seguridad disparó contra el doctor Samudio, quien recibió tres impactos de bala.
Al verse acorralado, le propinó dos disparos a María: uno en la tetilla derecha y otro en la sien, para luego suicidarse con un disparo también en la sien.
Aún se desconoce si María fue violada por Omar, porque se está a la espera del resultado de necropsia realizado al cadáver, pero una fuente señaló que María estaba semidesnuda.
Mientras que el seguridad mantenía puesto su uniforme de trabajo, pero había muestras en la ropa que demostraban que hubo mucha agresión por parte del seguridad sobre la hoy occisa.
Según el inspector Wilfredo Hurtado, todo apunta a que el posible móvil del crimen fue sentimental, pero no existe detalle que apunte a que la joven le hizo caso al seguridad.
La PTJ solicitó a la empresa Seprosa el perfil psicológico del seguridad Sinisterra, su fecha de ingreso y sus antecedentes
Hurtado consideró que es necesario que se analicen posibles reformas en los perfiles que debe tener un seguridad.