Los gremios docentes y el gobierno negocian un aumento salarial para los próximos tres años. Los maestros y docentes aspiran a un incremento de 190 mensuales en ese período, pero el Ministerio de Educación ofrece 60 balboas, a razón de 20 balboas por año.
La propuesta ha recibido el rechazo inmediato de los gremios magisteriales, que no descartan hasta una huelga para presionar al gobierno.
Hay una realidad, un incremento de B/.20 al año no sirve ni para cubrir el alza constante de la tarifa de electricidad. Pero también hay otra realidad, el aumento de B/.190 representa un desembolso adicional de casi 100 millones de balboas en el presupuesto del Ministerio de Educación.
En la actualidad el gasto en educación representa el 6.3% del Producto Interno Bruto (PIB). Lo más correcto es que cualquier incremento salarial a maestros y profesores se traduzca en una mejor educación para los miles de niños y jóvenes que acuden a las escuelas y colegios oficiales.
Aunque en Panamá hay avances en la cobertura de la enseñanza, el rendimiento académico no es el mejor y los avances son muy reducidos.
Existe una realidad, la calidad de la enseñanza depende en gran parte de la preparación de los docentes. Un buen maestro logrará que sus estudiantes logren avances significativos; un docente mediocre de igual forma producirá alumnos mediocres.
Ahora que se debate el tema salarial, también debe existir un compromiso para mejorar la educación. Lo correcto es que gremios y gobierno dialoguen en base a realidades y que se logre un acuerdo que evite una paralización de labores. Al mismo tiempo habrá que entender que el asunto no es sólo aumento de salarios, sino también un eficiente proceso de enseñanza-aprendizaje.