Recién comenzó el gobierno a aplicar un programa de profilaxis social denominado "Mano dura contra el Crimen", el cual ha dejado muy buena impresión en la comunidad, debido a que los delincuentes sienten la presión de las autoridades. Por supuesto, el índice de criminalidad bajó sustancialmente y la aplicación de medidas correctivas contra los maleantes, al aplicar por ejemplo el toque de queda para menores, es un primer paso para frenar la violencia desmedida que estaban incurriendo los cacos.
Empero, lo que ha dado mucho que hablar en la comunidad son las dos propuestas de aplicación severa de penalidades contra los delincuentes: una es la cadena perpetua y otra es la pena de muerte.
La primera, es una medida que determinará el aumento sustancia de los años de prisión para los infractores de la ley, puesto que ahora un maleante que asesine a un ciudadano sólo recibe 20 años de cárcel. La segunda, la más severa de todas, consiste en aplicar un castigo final y ejemplar al delincuente.
Para efectos económicos, la cadena perpetua "no será rentable" para el Estado, pues deberá estimar que si hay miles de delincuentes que sufrirán la aplicación de esta norma, hasta podemos decir que por año el gobierno deberá pagar hasta 500 millones de dólares en mantener a los reos por condena eterna.
Por desgracia, habrá alguno que le dirá a las autoridades que la pena de muerte es la más dura de las condenas, la más efectiva y psicológica, además de la más barata. Hay cinco tipos de pena de muerte que se dan en el mundo: silla eléctrica, fusilamiento, ahorcamiento, cámara de gas y la inyección letal. De seguro, si llegará el extremo que Panamá aplicara algunas de estas medidas, la inyección letal sería la opción "más humana".
Sin embargo, el asunto de aumentar las penas a los criminales y frenar la delincuencia no estriba en castigar con dureza extrema para ver efectos directos del final de la violencia en nuestra sociedad. La realidad es que los problemas sociales, como la pobreza, el desempleo, el hambre y la falta de preparación académica-laboral, son los elementos que promueven el incremento de la delincuencia.
Si los adolescentes no encuentran trabajo, �entonces a qué se dedicarán para conseguir el sustento diario? Por supuesto, muchos incurrirán en el robo y los jóvenes se enrolarán en las pandillas para subsistir.
Consideramos conveniente dar más apoyo a la gestión social, de generar más oportunidades laborales para la juventud, con el propósito de evitar que la generación del mañana se deje llevar por la violencia y la criminalidad. Eso sería mejor que aplicar condenas brutales a nuestros ciudadanos.