El informe final de la comisión que investiga los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos critica duramente el papel de los servicios de inteligencia del gobierno (CIA-FBI) y señala que es necesaria una reforma para evitar nuevos ataques terroristas.
El documento descarta vínculos entre la red militante islámica Al Qaeda e Irak (que fue una justificación del gobierno de George W. Bush para ir a la guerra), pero confirma que alguno de los secuestradores permanecieron algún tiempo en Irán.