Si Guillermo Marconi hubiera sabido que su invento iba a ser utilizado para "escupir veneno" por las hondas hertzianas, hoy día no tendríamos radio.
Los medios de comunicación tienen que cumplir tres objetivos claros. Si se salen de ellos, lastimosamente se cae en lo más bajo. Los receptores tienen el derecho de recibir educación, información veraz y, por supuesto, entretenimiento.
Cuando alguien utiliza las hondas hertzianas para disparar petardos o llamar a cualquier persona y, sin su consentimiento, ponerla al aire no es un profesional, aunque intente pintarse como si lo fuera.
Nadie puede cuestionar a otros sin brindar la oportunidad a defenderse. Llamar y gritar para pedir una explicación sobre cierto tema es chabacano. Refleja que no hemos pasado la época de las cavernas. No hemos abrazado la civilización.
Buscar el liderazgo o notoriedad, promoviéndose como paladines de la justicia o especies de súper héroes resulta un verdadero chiste. Estas cosas entretienen a una audiencia, pero lo peor es que la persona que lo hace se moldea con una muy mala imagen.
Que alguien tire la primera piedra, si está libre de todo pecado... Con estas palabras, Jesús le cayó la boca a los fariseos que intentaron apedrear a una mujer sólo porque pecó.
No es correcto cuestionar a alguien por determinado hecho que la persona que critica está acostumbrada a hacer. Esto es igual a decir que la persona habla mal de la pera, pero se la come. En fin, se tratan de los dobles discursos que a diario emiten en los micrófonos y los que dicen fuera de ellos.
Si hay que criticar algo o denunciar algo, para eso están las instancias correspondientes. Si no nos gusta la programación de TV, es simple, cambie el canal; si no nos gusta las fotografías, no compre revistas ni periódicos.
Nos estamos refiriendo a que el público tiene derecho a escoger. Son ellos los que mandan no usted.
Esperamos que cambie de actitud por su bien.
