La estación lluviosa hizo su aparición con toda la fuerza que le da la naturaleza.
Las inundaciones que se registraron recientemente en la ciudad capital, en Panamá Oeste, San Miguelito y otros sectores del interior del país demuestran los estragos que este fenómeno está provocando.
Año tras año, se ha comprobado que las áreas arriba señaladas , sufren por las inclemencias de esta estación lluviosa; sin embargo, ni las autoridades, ni las personas que habitan en estas comunidades han buscado una solución para evitar las inundaciones.
Pese a que los medios de comunicación realizan campañas periódicas para crear conciencia en el ciudadano, es poco lo que se ha logrado, pareciera que al ser humano le agrada ser el protagonista de sus desgracias.
Es lamentable que los ciudadanos arrojen la basura a los ríos y quebradas, cuando de hecho saben que son obstáculos para que las aguas continúen por su cauce.
La acumulación de lo que se arroja a las calles obstruyen las alcantarillas, provocando las inundaciones que son comunes cuando una lluvia fuerte cae sobre la ciudad y sus alrededores.
A pesar de todas las advertencias y solicitudes para que se detenga la mala práctica, aún es común observar cómo los conductores de autos o autobuses y hasta los propios usuarios arrojan por las vetanillas basura a la calle.
Mientras no cambiemos la mentalidad de poco importa, seguiremos ubicados en el bloque de países subdesarrollados; en una sociedad donde solo se espera el auxilio de las autoridades.
Mientras no cambiemos la mentalidad, seguiremos viendo cómo las familias pierden sus enseres cuando las lluvias provocan inundaciones.
Gran responsabilidad tienen los gobernantes, pero también los ciudadanos que no hacemos nada para minimizar los desastres.