En el país de los aztecas, limítrofe con la primera potencia del mundo, hay preocupación por el curso seguido por la democracia después de las elecciones de 2006.
Un torneo electoral con un margen "bien estrecho", el desempleo, la desigualdad y el poco crecimiento económico que han desencantado a los mejicanos, se ciernen ahora cual negros nubarrones sobre el ambiente político de este país que un día tuvo hasta su propio emporio cinematográfico que fue para los latinoamericanos de posguerra el Hollywood criollo.
Hace ya varias décadas la sociedad política mejicana puso fin a ocho décadas de gobiernos ininterrumpidos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que para un sector de la población vino a ser un espejismo que pronto, pero muy pronto, se diluyó a la vuelta de la esquina.
En esa parte del continente después de un proceso de revoluciones continuas con experiencias que pocos pueblos vivieron en su historia, se forjó una democracia firme sobre bases sólidas, que abrió los brazos a destacadas figuras de diversas partes del planeta desterradas de sus países a consecuencia de los conflictos y choques de ideas.
Por ejemplo, León Trostky, revolucionario ruso, exiliado por Stalin, recibió asilo político en Méjico donde murió en 1938 asesinado por un activista español.
Hoy, el flagelo de la corrupción que socava por igual a los demás países del continente, en Méjico sigue su curso devastador con consecuencias altamente negativas, mientras que los cárteles de la droga se han desplazado a ese punto geográfico para beneficiarse de la cercanía a los Estados Unidos y otros mercados del mundo.
Andrés López Obrador, candidato en las elecciones de 2006, denunció hace poco días en la prensa la escalada de violencia que viven los mejicanos con un saldo de 5 mil asesinatos en los últimos 18 meses, una cifra escalofriante que demuestra los altos niveles de inseguridad. Pero si hablamos del fenómeno delincuencial que ha desatado una guerra mortal entre las mafias del narcotráfico, cualquier observador poco experimentado resolvería en estos días la cuestión usando la trillada frase "si por allá llueve, por acá no escampa".