Apenas han reiniciado las clases y los conductores de los famosos busitos colegiales, mantienen el mismo tipo de conducta desordenada que les ha valido el mote de "Duendes Amarillos".
Es increíble la testa tan dura, que algunos de estos transportistas mantienen, a pesar de las diferentes sanciones y medidas tomadas para mejorar el servicio.
Qué será lo que esperan los conductores de colegiales para cambiar su actitud y honrar esta noble labor de transportar estudiantes.
Los padres de familia, confían la vida de sus hijos en manos de estas personas, esperando recibir a cambio una alta conciencia moral y responsable en la ejecución de sus labores.
Ser un buen ciudadano es también respetar la confianza que se nos da en lo concerniente a la seguridad de los estudiantes.
Las calles no son pistas de carrera y mucho menos, se lleva carga desechable. Hay que recordar que son estudiantes, niños y adolescentes, los que los conductores de colegiales están transportando.
Los padres han puesto la vida de sus hijos, en manos de personas que consideran responsables para el cuidado de los menores.
No se puede generalizar, ya que muchos de los conductores de los colegiales cumplen con todos los requisitos exigidos, manejan correctamente y de forma ordenada, para salvaguardar la vida de los estudiantes a los cuales transportan.
A los buenos conductores les recomiendo tomar cartas en el asunto y evitar que se siga dañando la imagen del gremio. Los conductores tienen una doble responsabilidad cuando transportan a los menores. Primero, deben ser responsables al manejar por las vías; segundo, deben proteger y salvaguardar a los pequeños que transporta. Lo anterior también les hace buenos ciudadanos.