Montado en un taxi, el conductor platica con los pasajeros. Mientras se dirigen al destino de ruta, sale la propaganda del dueño de los SUPER 99: "Yo cobraré un dólar cuando sea presidente. Que ahora que recorro el país, me di cuenta de la pobreza".
El taxista exclama entonces: �Ahora este dueño de supermercados nos va a decir que descubrió que hay pobreza en Panamá? Cree que somos unos tontos si piensa que cobrará un dólar cuando llegue al poder, si lo que vale son los contratos fuera de Presidencia?
En otro lado de la ciudad, camino por un bullicioso centro comercial. Una señora ve en la Terminal un grupo de activistas del Partido Panameñista. "Este hombre es la cara joven de la política, Vota por la juventud".
Miro de reojo y se ríe a carcajadas una señora de la Tercera Edad: "�Y dónde deja a los políticos maleantes que con Mireya Moscoso desfalcaron a tutiplén? �Es que no sabemos que los dirigentes arnulfistas manipularan al candidato joven cuando llegue al poder?"
Como vemos, los dos principales candidatos presidenciales de la Oposición tienen puntos en contra, porque la población votante independiente, e incluso afiliada a los partidos políticos, desconfían de los líderes partidistas. Una reacción lógica que dificulta esta aceptación es la trayectoria profesional de ambos.
Ricardo Martinelli, del Cambio Democrático (CD), es un multimillonario dueño de 22 supermercados. En tanto, Juan Carlos Varela, de Partido Panameñista, tiene la mejor empresa licorera de Centro América, Varela Hermanos.
Pero estos "empresarios políticos" tienen la enorme dificultad de que no son vistos de forma positiva por las clases sociales de bajos y medianos ingresos. Cuando Martinelli habla que entiende la pobreza del país, la gente se recuerda del alto costo de la vida, del encarecimiento de los productos alimenticios y de los servicios..
Si voy al SUPER 99, veo que los productos de la Canasta Básica Familiar están caros, por ello el votante le echa la culpa a Martinelli por la situación económica actual. Y allí pierde credibilidad el candidato de Cambio Democrático.
En tanto, Varela tiene una estrategia política excelente: su mejor arma es mantener prudencia y mesura al hablar. Se nota que Lorena Castillo, una muy buena RRPP y periodista, le aconseja óptimamente.
Empero, cada vez que el votante recuerda los malos gobiernos de los Arnulfistas, los potenciales votos de Varela se van por el caño.
Un buen consejo a Varela y a Martinelli: tienen mucho trabajo por hacer para aún ganar el apoyo de la opinión pública panameña, pese a que los sondeos y la cábala política advierten que un dirigente de Oposición ganará el 3 de mayo de 2009.
Paradójicamente, la ingeniera Balbina Herrera tiene mejor percepción entre los votantes independientes e indecisos, por ser de extracto popular. Si, es cierto que tiene un pasado político negativo, por su vínculo con los militares de Noriega, o de ser parte de gobiernos del PRD con nefasta trayectoria.
Sin embargo, mucha parte de la población votante del país, unos 2 millones de personas, ganan menos de 300 dólares y no confía en los "empresarios políticos".
Recomendamos a Varela y a Martinelli cambiar sus "slogans" de campaña, pues en nada les benefician. Si no modifican su estrategia, perderán en las elecciones venideras.