Las desafortunadas declaraciones de un alto cargo del Estado, el cual dijo que "el transporte público está mejor que antes", demuestra la poca sensibilidad de esta persona con el sufrimiento del pueblo panameño, que todos los días tiene que subirse por la fuerza a un bus "Diablo Rojo", para ir a un determinado destino.
Mal sabe esta persona, que se nota que nunca se ha montado a un transporte colectivo, en donde el "pabo" amenaza a los pasajeros con pegarle, el conductor o "palanca" pone música estridente, mientras obliga a los ciudadanos a correrse pa' trás, hasta llenar peligrosamente el vehículo a sabiendas de que en un frenazo, sin pensar que muchos pueden quedar lesionados o perder incluso la vida.
La tan cacareada modernización del transporte colectivo será de seguro uno de los temas de la próxima campaña electoral de 2009 y la solución de colocar un sistema de trenes para mejorar el servicio de traslado de personas en la ciudad de Panamá ocupará las primeras planas en estos dos años previos a los comicios.
Es más, candidatos oficialistas y opositores defienden la alternativa de un sistema ferroviario de transporte urbano, descartando el mamotreto de los buses articulados, defendido por algunos personeros del Estado.
El fracaso de instalar apresuradamente los buses articulados, mal conocidos como "Transmilenio" en Colombia y "Transantiago" en Chile, ha demostrado la incapacidad e improvisación en el gobierno de turno que, por cumplir un compromiso político con empresarios que prestaron dinero a la campaña del PRD en 2004, prefirieron traer un pésimo servicio de transporte sin consultar directamente a los afectados.
El negociado de los buses articulados quedó en evidencia, ante la sabia decisión de las autoridades panameñas en suspender dicho proyecto, que en Santiago de Chile demostró ser un fiasco, y que hoy en día le costará a la presidenta de ese país unos 500 millones de dólares para readecuar su sistema de transporte colectivo.
El pueblo panameño sabe que Francia y Japón han propuesto alternativas viables para resolver el problema del transporte capitalino. Mientras los galos han impulsado el proyecto de un tren ligero de superficie desde 2002, los nipones propusieron en este año que se instale un metro elevado, similar al monorriel, que viaje desde el aeropuerto de Tocumen hasta la Plaza Cinco de Mayo.
Ambas opciones tienen el respaldo de los ciudadanos e incluso los voceros de usuarios de transporte colectivo reconocidos defienden estas iniciativas, ya presentadas incluso ante el presidente Martín Torrrijos, la Ministra Olga Golcher y la Autoridad del Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT).
Es más, estos dos proyectos incluso tienen el respaldo de financiamiento de París y Tokio, cosa que los empresarios del Transmilenio colombo-brasileño no tenían estipulado.
