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Sin embargo, soy un acomplejado

Redacción | Crítica en Línea

En este país en que muchos viven de las apariencias, algunos se trauman si de repente quedan en una situación en la que deben codearse con personas que tienen más dinero que ellos, o son más altos, o de otro color de piel, o extranjeros.

Esta es una inequívoca señal de baja autoestima. Y nosotros como sociedad tenemos la culpa, ya que nosotros mismos hemos generado a los acomplejados.

Cuando alguien es excluído, dicen que lo están "negreando". Cuando el niño sale mal en una materia, hay padres que llegan a decirle "bruto". Si somos bajitos de estatura, o gordos o calvos, nos inventan toda una sarta de sobrenombres, cada uno más hiriente que el anterior. �Quién es perfecto en este mundo? Todos tenemos algo que no nos gusta de nosotros mismos.

En esta vida hay que aceptarse como uno es. Hay cosas que no podemos escoger de nuestras vidas. En nuestros gentes está escrito si vamos a ser altos o bajitos, blancos, indios o negros, si vamos a ser disléxicos o calvos a temprana edad. Tampoco nadie puede elegir el país o la condición económica de nuestra familia. Si no nacemos en cuna de oro, no motivo para sentirse menos que los demás.

Pero repetimos: vivimos en un país en que vivimos de "figureti". Las apariencias lo son todo para nosotros.

�Qué hacer para cortar con eso? La primera línea de combate para acabar con los acomplejados son los padres de familia. Una cosa es que los niños en la escuela se burlen de uno por cualquier característica física o social, pero otra muy diferente que lo hagan los padres. Y por desgracia, hay muchos padres que caen en burlarse de sus propios hijos. Esto es devastador para su desarrollo emocional.

Lo que debemos hacer es enseñarles a los niños desde el principio a quererse a sí mismos con todas sus virtudes y defectos. Sobre todo, darles todo el amor posible, y enseñarles claramente que lo que otras personas piensen de ellos por superficialidades no determina su verdadera valía como seres humanos.

Hay que inculcarles valores morales y éticos, al igual que asegurarse de que estudien y terminen una carrera universitaria.

Una persona hecha y derecha no puede crecer libre de complejos sin haber recibido en su entorno tanto amor como conocimientos y una buena educación.



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