Carla Gómez es una de las tantas aseguradas que tienen que pararse temprano para buscan atención médica en la Caja de Seguro Social (CSS). Con cerca de 60 años, la señora llega regularmente a las 3: 00 AM del pasado miércoles a la policlínica de Juan Díaz, con la esperanza de encontrar cupo, pues tiene problemas renales.
La doña no tarda en recibir la noticia de que el doctor que la recibiría está en paro, pero otro paciente del galeno corre la voz que el médico tiene una clínica privada, no muy lejos del nosocomio. Eso si, allí la señora tendrá de pagar unos 50 balboas por la atención y 80 más para comprar medicinas.
No es un secreto que el sistema de salud en Panamá está colapsado y corrompido, las autoridades se hacen de la vista gorda y solo piensan en los costos políticos, en la rebusca y el oportunismo mediático.
Por otro lado los 3, 700 médicos en huelga desde hace una semana, pese a que les asiste el justo derecho de pedir un ajuste salarial, han roto con su juramento de servir primero a los ciudadanos.
Es cierto que hay aseadores en la Cancillería que gana 1, 000 balboas por limpiar el pasillo del Palacio Bolívar, de que hay 156 diputados suplentes que por no hacer nada en la Asamblea, reciben 2, 000 balboas; o que una camarilla de "botellas", bajo el sinónimo de "asesores", reciban de 2, 000 a 10, 000 balboas.
Pero esto no es mérito para efectuar un paro de labores en las instituciones de salud pública, que intentan superar la tragedia que hace un año azotó a la población panameña, luego del terrible desastre del envenenamiento con dietilengycol.
Es verdad que el médico que ingresa al sistema de salud comienza a ganar de 900 a 1, 000 balboas y que por espacio de cinco años no recibe aumentos, frente a los reconocimientos a otros técnicos de salud o las enfermeras. Pero estimados lectores, la figura del galeno es primero la atención imperiosa de salvar vidas.
Por ello, le recomiendo a la dirigencia de la Comisión Médica Negociadora Nacional que por el bien de todos los panameños abandonen la huelga, se sientan con el Gobierno y pidan un ajuste salarial cónsono con la realidad del país, no del 60%, sino del 25 al 30% según las carreras especializadas.
No es que defendamos al Gobierno, que tampoco me da confianza, pero pensemos primero en el resto de la población, en los adultos mayores y los niños, los cuales son las bajas en esta guerra de dimes y diretes entre algunos ministros del Estado respondiendo las amenazas de los dirigentes de COMENENAL.
Eso si, los panameños debemos abogar por lograr en el futuro un salario adecuado para subsistir en un país de supuesta bonanza que solo ven los ricos y poderosos. Los grupos organizados y la sociedad civil deben crear un bloque en común para exigir a los empresarios y al estado que se mejore la calidad de vida de la población, así como también el reconocimiento de un adecuado salario para todas las profesiones.
