Mañana, 14 de noviembre, se conmemora el Día Mundial de la Diabetes, enfermedad que padecen unas 240 millones de personas alrededor del mundo.
Se espera que en aproximadamente 20 años, la cifra aumente a 380 millones. La diabetes se desarrolla debido a una enfermedad progresiva crónica, en la que los niveles de azúcar en la sangre son elevados y se caracteriza por la resistencia a la insulina, la disfunción de las células insulares y un aumento en la liberación de glucosa en la sangre.
Algunas de las complicaciones más frecuentes son: enfermedad coronaria, ceguera e impedimentos visuales, amputación de las extremidades, insuficiencia renal, impotencia y pérdida sensorial.
En la actualidad, existen dos tipos principales de diabetes (1 y 2). Las personas con diabetes tipo 1 generalmente no producen insulina. Las personas con diabetes tipo 2 no producen suficiente insulina o no la utilizan adecuadamente. En ambos tipos, el aumento en los niveles de glucosa daña los tejidos y especialmente los vasos sanguíneos y los nervios, lo que conlleva a serias complicaciones.
, que se traduce en desgaste continuo en la función de las células beta del páncreas; reducción en el funcionamiento de las incretinas, que son las hormonas que liberan las insulina; aumento en la liberación de glucosa por el hígado y resistencia a la insulina.
Entre los más recientes avances se encuentra el primer inhibidor de la dipeptidil peptidasa (DPP-4) Sitagliptina, que se administra una vez al día por vía oral. Este medicamento es altamente selectivo y potente, lo que permite el aumento natural de los inhibidores del azúcar en la sangre, el sistema de las incretinas. Esto ayuda a regular la actividad del páncreas y envía señales al hígado para detener la producción de glucosa.