Su boxeo flexible, esa serenidad y seguridad de pianista, su atrevimiento frente al peligro, y el cultivo de esa destreza que se requiere para saltar de un trapecio a otro con red abajo, hacen admirable a Iván Calderón, un púgil escapado de la pobreza, como la gran mayoría.
�El boxeo fue mi gran opción y la tomé. Me ha ido bien�, dice con esa sencillez que lo caracteriza.
Fuera del ring, se ve tan inofensivo como cualquiera de los acompañantes de Blanca Nieves, y aún entre las sogas, parece un intruso. Pero cuando lo vemos en acción, en permanente movimiento, haciendo alardes de cómo desarticular al adversario.