Entre las incontables frases dichas por Jesucristo, una de las que se destaca es aquella de que "La verdad te hará libre".
Cualquiera que lleve un secreto en sus vidas durante mucho tiempo sabe lo que significa esta frase, porque en el fondo de su ser, saben que ese secreto los hace sentir como prisioneros: siempre deben tener cuidado de lo que dicen, o mirando a su alrededor. La perspectiva de que algún día la verdad salga a la luz no los deja dormir tranquilos.
Así sucede con aquellos hombres que tienen dos mujeres. Tienen que partir su vida en dos: una mitada para una familia, y la otra mitad para la segunda.
Cada vez que reciben una llamada a sus celulares, borran el registro, por miedo a que una de sus dos mujeres vea que recibe llamadas de otra.
Estos hombres no tienen libertad de ir a lugares públicos o concurridos con ninguna de sus dos parejas. Y constantemente se expone a llamar a una por el nombre de la otra, y meter la pata.
En la historia se han dado casos extremos en los que incluso el hombre (o mujer) adúltero asume una identidad diferente, dependiendo de con cuál pareja se encuentre. Sus hijos de una familia lo conocen por un nombre, y los hijos de la otra familia lo conocen por otro.
En resumidas cuentas, cuando tienes una doble vida, eres dos personas, y ambas son falsas. Es preferible ser una sóla persona verdadera que dos de mentira.
El costo emocional de llevar dos vidas es demasiado estresante. Cualquiera que se encuentre en esa situación, y esté leyendo estas líneas, puede corroborarlo y decir "sí, es cierto". Pero claro, en secreto. Sólo puede decirlo para sus adentros.
Mientras más lejos llevemos las mentiras, más costoso será el precio de la libertad. Esa libertad que llegará cuando la verdad salga a la luz. Y créanlo, ese día llegará. Tarde o temprano.