Así como es el caso en otra parte del año para los seguidores de otras religiones, para los cristianos la importancia de la época navideña está en meditar sobre el tema de reflexión más significante que nos pueda surgir en el curso de nuestra existencia, formamos un criterio propio y arraigado al respecto, y conmemorar el 25 de diciembre cada vez con mayor convicción y coherencia, adoptando los otros 364 días del año una actitud cada vez más virtuosa, por encima de pequeñeces y trivialidades que aún importan más a aquellos que se limitan solamente a existir sin vivir a plenitud, o sin medir las consecuencias de sus egoísmos, ambiciones o mezquinos intereses particulares.
A nuestros hijos hemos de inculcarles dicha actitud mediante el ejemplo, facilitándoles el camino hacia el reconocimiento y entendimiento de esa luz interna que nos dice todo lo que tenemos que saber para gozar de paz espiritual, felicidad, y ser dignos de entrar en Su reino luego de una vida bondadosa y plena.
Pero el que se dice cristiano lo debe ser por profunda convicción y devoción, más que por tradición u obligación no entendida voluntariamente, o al menos debe ser coherente esa representación con su diario vivir, mediante su actitud solidaria hacia el prójimo, hacia sí mismo, y a través de sus juicios morales. Así también, para cualquier ser humano independientemente de la religión que acepte por tradición o convicción, una actitud jesuita le habrá de guiar por el buen camino, en beneficio propio y de la raza humana.
En medio de la comercialización y santaclosización de la época navideña, el mejor regalo que para el entender de nuestros hijos les puede traer Santa Claus, es que los padres les inculquen el verdadero significado de lo que se conmemora para que, llegado el momento, esos sueños e ilusiones ante la llegada de Santa se vean reemplazados con ahínco por sentimientos de devoción, y una bien entendida actitud cristiana, antes de la vida eterna.
Felices fiestas a todos, y mis deseos para que el Todopoderoso les colme de copiosas bendiciones en 2008, sobre todo de unión familiar, salud y actitud solidaria.
