Nacional - 15/5/15 - 08:00 PM
Jubilada sufrió el ‘tour’ de ampliación del Canal
Ese domingo 10 de mayo, todos los panameños y jubilados que acudimos a Cocolí definitivamente hicimos historia.
A continuación, el testimonio de una jubilada que contó a “Crítica” sobre las vicisitudes que sufrió durante su ida al “tour” convocado por la Autoridad del Canal de Panamá para visitar las obras de construcción del tercer juego de esclusas.
El pasado domingo, 10 de mayo, acudí con mi hijo a Cocolí para el “tour” de la ampliación del Canal. Al llegar, encuentro una fila que le daba la vuelta al mundo, la cual, según mi hermana, quien la hizo tardó 2 horas, ya que no había suficientes buses para transportar a la gente.
Ante la queja de mi hermana, quien es jubilada y ya estaba extenuada, fui y me acerqué a una señora que trabaja para el Canal de Panamá, quien lucía una camiseta verde con cartel: "soy parte de la historia". A ella le pregunté si había fila de jubilados, y me respondió que no había fila ni de jubilados ni de personas con discapacidad, y que, en sus palabras: “ya se habían llevado a varios jubilados desmayados en ambulancia”.
Una vez mi hermana logró superar la espera de 2 horas en la fila, subimos a un bus que nos llevó a un área de construcción del Canal ampliado, donde deberíamos ver la misma y luego dirigirnos a “otro autobús”. Al terminar de ver la construcción, cosa que solo tomaba unos 30 segundos, me adelanté con mi hijo para preguntar dónde tomar “el otro bus”.
Nos acercamos a una niña como de 23 años, con chaleco verde y casco blanco de “UNIDOS POR EL CANAL” y le pregunté: ¿A dónde podemos tomar el bus? A lo cual esta niña me gritó muy cerca de mi rostro: DIRÍJASE A HACER LA FILA! Yo le respondí: Jovencita, a mí no me grite que yo le estoy hablando bien y no le estoy gritando, además, soy jubilada, respéteme. Ante esto, la jovencita, como en un campo de concentración nazi, aumentó la expresión de poder en su rostro, me alzó aún más la voz, sin importar que yo soy jubilada y puedo ser perfectamente su madre, sumado a que estaba acompañada de un menor, quien la miraba completamente espantado.
A su lado estaba otra señora de la ACP, con el suéter verde de "Yo estoy haciendo historia", a quien le solicité ayuda ante la agresión que estábamos sufriendo, ante lo cual ella me dijo: Señora, dígame en qué la ayudo, y se limitó a indicarme dónde hacer la fila. Dando yo por terminado tan inolvidable incidente, me dirigí hacia la larga fila, y me quedé fuera de ella, analizando si había forma de salir de esa encrucijada y echar atrás. Me quedé pensando qué haríamos y buscando a mi hermana en dicha fila.
Cuando menos me espero, tengo a la chiquilla que venía a toda prisa detrás de mí, persiguiéndome con un rostro de quien va a ejercer a fuerza su autoridad. Al verla, yo le dije, oiga, no me persiga; ella respondió a gritos: Usted no se cuela, haga la fila! Pero yo solo le decía: usted no me grite, yo no me estoy colando, mire que estoy fuera de la fila, deme su nombre que la voy a acusar por abuso de autoridad y sacarla en los periódicos.
Como ella se me venía encima, tuve la oportunidad de ver su identificación colgada en su pecho, por lo cual la tomé suavemente con mi mano para leerla, pero ella me la arrancó del brazo, haciéndome daño en mi hombro operado, y ocultó su Identificación debajo del chaleco. Este acto fue presenciado por dos integrantes de la ACP con camiseta verde, sin embargo, ante mi ruego de ayuda, ellas también se limitaron a responderme que esta niña es de “Unidos por el Canal” y no de la ACP, y que ellas no podían hacer nada. Lo único que hicieron fue pedirle a la niña que no hiciera un incidente, pero la niña seguía gritándome. Finalmente, nos retiramos de su vista, hasta que nos dimos cuenta de que la niña se fue, en mecanismo de defensa, hacia la Policía a acusarnos de no sé que, ya que no existe un delito que se llame INTENTAR COLARSE.
Me acerqué muy gentilmente ante la autoridad, sargento primero J. Villarreal, y le indiqué que esta niña nos estaba gritando sin parar y que nos perseguía a gritos sin razón, a lo cual el sargento nos respondió que ella hablaba a multitudes y por eso hablaba gritando. Miré al resto de los policías que no eran menos de 5, quienes escuchaban la historia, y me veían con un menor asustado ante el abuso, pero todos los policías nos miraban con cara que dejaba escapar una sonrisa de deleite ante el abuso que ellos estaban presenciando. Ante esto, me retiré y sarcásticamente le respondí al sargento J. Villarreal: “Muchas gracias, señor. Ya a estas alturas, sentí miedo de cuál podría ser nuestro futuro en este CAMPO DE CONCENTRACIÓN NAZI, como lo bautizó mi hijo.
Posteriormente, tomamos el bus, luego de hacer la segunda y larga fila, y me tocó escalar hasta el asiento del copiloto, ya que no había puerta de entrada para copiloto, pero nadie me avisó para dónde tenía que ir yo: jubilada y con un hombro operado, por lo cual nadie podía ayudarme a escalar hasta el asiento del copiloto. Una vez dentro, escucho a una joven que le decía al conductor que este bus NO podía llevarnos a la salida porque faltaba ir a la parte más importante: las cámaras. Todos en el bus se reían del conductor y del hombre de la ACP que estaba dentro, quien no sabía, al igual que el conductor, de qué hablaba la joven. Finalmente, y luego de que todos se unieran al reclamo NO NOS LLEVEN A LA SALIDA QUE FALTA IR A LO MÁS IMPORTANTE, LA CÁMARA…
El de la ACP se bajó a averiguar a donde debía llevarnos Benjamín, mientras la gente se seguía riendo de todo este “show”.
Una vez llegamos a la Cámara, tuvimos que hacer una fila dentro del bus, porque los busitos no aparcaban en el amplio campo para bajar pasajeros, sino en fila india.
Una vez llegamos, vimos otra larguísima fila de regreso a un tercer bus, por lo cual decidimos no bajar y perdernos LA FAMOSA CÁMARA, ya que no estábamos en disposición de semejante desgaste.
Lo mismo pasó con mi hermana, quien también es jubilada.
En el bus, una joven contaba que para entrar hizo 3 filas: una en el primer estacionamiento donde al final se dio cuenta de que no vendría a buscarla nadie, otra en el segundo estacionamiento, donde luego de una larga espera la recogió un bus, que la llevó a otra fila, de dos horas, donde se entraba a otro bus, hacia el primer mirador (por llamarlo así), donde se hacía otra larga fila para tomar otro bus que te llevaría a la CÁMARA, allí otra larga fila (a esta yo no resistimos), que te llevaría a la salida, donde harías otra cola para otro bus que te llevaría a tu auto.
Ese domingo 10 de mayo, todos los panameños y jubilados que acudimos a Cocolí definitivamente hicimos historia.
Ojalá que los de la ACP y “UNIDOS POR EL CANAL” decidan recapacitar sobre el daño causado a los jubilados el domingo pasado, y pongan como corresponde, una fila para ellos. Es ley u opcional? Si es ley, cómo los vamos a castigar?