RESCATE DEL OLVIDO # 536 CAMILO MINERO SAN SALVADOR 1917 – 2005
Camilo Minero dejó huella en la pictórica nacional, estableció parámetros de creación artística, pero sobre todo, no se desligó del calor social, de ese que le brindó la inspiración permanente; fue pintor de amarillos y rostros salvadoreños, trazos visibles y dibujos limpios, creador de arte y restaurador de injusticias sociales.
Ahora acaba de nacer la Fundación Camilo Minero, un espacio donde se muestra su vida, obra y actividades que se realizarán para divulgar el arte y la cultura y cultivar la semilla que Camilo Minero sembró con su pincel.
Camilo Minero nació el 11 de noviembre de 1917 en Analco, hoy barrio San Sebastián, Zacatecoluca, departamento de La Paz, El Salvador, y murió el 6 de mayo de 2005 en San Salvador.
El deseo de pintar en Camilo Minero surge a temprana edad. Su padre fue un carpintero tallador, él mismo hacía los dibujos para sus construcciones de casa, y al mismo tiempo realizaba preciosos diseños de carrozas y carros de diferentes estilos para la procesión del Niño de Atocha, que de 1917 a 1930 se veneraba con toda pompa en Analco.
A los 14 años, Camilo miraba a Antonio Pineda Coto dibujar caricaturas y copiar los dibujos de las tarjetas que salían en las cajetillas de cigarros o estampas de santos y vírgenes; ambos se convertirían en amigos y compañeros en el mundo del arte. Camilo Minero admiraba a Pineda Coto desde que lo veía modelando muñecos de barro, en la escuela que dirigía don Damián Osorio, en Analco. Camilo captó esa formidable inquietud artística que se ahondaba cada día, cuando veía dibujar a este muchacho artista zacatecoluquense.
Camilo Minero ingresó al taller del pintor y escultor Marcelino Carballo (maestro de los pintores Pascasio González, Carlos Alberto Imery y de otros), por instancia de Pineda Coto, quien siendo ya discípulo de Carballo interesó a Camilo Minero y este habló con su padre para que hablase con el maestro Carballo y lo admitiese en el taller. Su mayor deseo era aprender el oficio de pintor y escultor. En este taller permaneció casi cuatro años.
Siempre con la quijotada de ser artista y conocer nuevos horizontes, Pineda Coto y Camilo Minero partieron a San Salvador, en donde estaban los primeros talleres de pintura y escultura en el país. En San Salvador funcionaba de manera oficial desde 1913 la Escuela Nacional de Artes Gráficas, dirigida por Carlos Alberto Imery, y en donde Camilo Minero estudió dibujo; en ese periodo además trabajó como escenógrafo, en el Teatro Nacional, siempre con la aspiración de destacarse como artista.
Desde 1957 a 1960 estuvo becado en México. D.F. por el Gobierno salvadoreño, donde realizó estudios de pintura con el maestro Gutiérrez en el Instituto Politécnico Nacional y de grabado en el taller de Gráfica Popular.
Su pintura se caracteriza por ser de expresión social, aún en los temas indigenistas y arqueológicos, simboliza la inquietud permanente de superarse que debe poseer el ser humano, de salir algún día de la ignorancia, de la lucha por ser hombre en el verdadero sentido de la palabra.
Durante su carrera artística desarrolló diferentes temas, no obstante, el que más se mantuvo fue el tema de la infancia. Otra de las características de su pintura es que a partir de la década de 1970, aproximadamente, pintó solo en tonalidades amarillas y con una composición geométrica visible que posteriormente adoptó en todas sus obras.
Camilo Minero utilizó técnicas como la acuarela, óleo, tinta china, grabado y otras, pero también creó las suyas, innovando con la combinación y utilización de materiales, una de ellas en el impasto.