Alianza y electorado
Mientras figuras del poder económico y líderes de partidos políticos de oposición barajan personalidades para lograr una alianza de oposición que involucraría bajar a uno o dos candidatos elegidos democráticamente por sus propios copartidarios, recientes sondeos de opinión dan luces sobre lo que piensan los electores en torno a una movida de este tipo.
El último sondeo de la encuestadora Dichter & Neira para el mes de noviembre plasmó que una mayoría clara de los panameños no estaría dispuesto a votar por un candidato de una alianza PRD-Panameñismo.
Un 59 por ciento de los electores del país dijeron que no votarían por una alianza de Juan Carlos Navarro y Juan Carlos Varela, contra el 36 por ciento que asegura que sí emitiría su voto a favor de tal mancuerna.
Es fácil entender el escenario que esto plantea. Hasta inicios de la década de 1990, todos las respectivas cúpulas de los colectivos políticos escogían de a dedo a sus candidatos, y le ha tomado décadas al país establecer la democracia interna en los partidos. Pretender que de buenas a primeras se anule la voluntad popular de las bases de los partidos para nuevamente favorecer la decisión de una élite, y esperar que estas bases acepten tal exabrupto, es cínico e insensato.
Si la oposición quiere marcar mejor en las encuestas, lo que hay que hacer es propuestas concretas y creíbles, en vez de dedicarse a despotricar contra absolutamente todo lo que venga de la actual administración, incluso a las obras necesarias para el desarrollo del país.