Entregó el alma en el escenario

No fue un concierto cualquiera, fue tremendo conciertazo lleno de lujo. Así es.

La cantautora panameña Erika Ender celebró sus bodas de plata (25 años) por todo lo alto y dejó alma, vida y corazón en el escenario en cada una de sus interpretaciones.

A eso de las 8:30 p.m. (superpuntual) arrancó el “show”. Los efectos de luces, material audiovisual y sus más de cinco cambios de vestuario dejaban al público hechizado y, por qué no, su gran voz que sonaba al unísono con la de los presentes, pues todos coreaban sus éxitos de principio a fin, como por ejemplo: “Masoquista”, “Sigo caminando”, “Cheque al portador”, “El mejor de mis errores”, “Quien sale no entra”, entre otras.

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Como un libro abierto, Ender no guardó nada e hizo revelaciones de su vida que sacaron lágrimas, una de ellas fue el peor momento de su vida: cuando perdió la matriz siendo todavía joven, por lo que no pudo convertirse en madre. “Tuve problemas de salud y a los 35 años perdí mi matriz, fue entonces cuando decidí convertirme en madre de muchos niños y abrí mi fundación Puertas Abiertas. Le di gracias a papa Dios por esta lección de vida”, narró y seguidamente con voz algo entrecortada empezó a interpretar el tema que compuso cuando salió del hospital tras pasar esta dura prueba: “Cómo hubiera sido”.

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Sus anécdotas de lucha y superación fueron inyectadas a todo individuo que se encontraba en el teatro Anayansi. Aprovechó para compartir la historia de vida de Mileyka Ayala, una contorsionista que ha sido beneficiada por años en la fundación de la compositora.

Tal como se había anunciado, Erika presentó a un gran amigo y artista, nos referimos de Mario Domm, de la agrupación Camila. Ambos interpretaron “Ataúd” y “Mientes”.

El concierto se extendió hasta pasadas las 11:00 p.m. con otros temas como: “El lugar que me vio nacer”, en el que apareció con nuestra bandera y todos se pusieron de pie.