La Policía desplegó ayer un operativo tierra-aire para capturar a los jefes de pandilla de Curundú. A pesar de las molestias que puede ocasionar un despliegue de ese tipo, la acción era necesaria. El barrio era controlado por algunas manzanas podridas.
Sin embargo, ese tipo de operativos deben contar algún grado de inteligencia previa, para no desperdiciar recursos económicos, ni desgastar al personal que es acuartelado horas antes de la incursión de los uniformados en los barrios rojos.
Existe una realidad, algunos sectores del área metropolitana se han convertido en tierra de nadie y parte de la culpa la tienen los propios residentes que no denuncian a esos rufianes y la Fuerza Pública, que por años no cumplió con su misión preventiva.
El Ejecutivo anunció algunas medidas para tratar de solventar la crisis en materia de seguridad que enfrenta el país. El propio director civil de la Policía Nacional, Rolando Mirones advertía que colocar a un uniformado al frente de la institución, no soluciona el problema.
La delincuencia tiene una serie de elementos sociales y económicos que contribuyen para que se disparen sus índices. Además en algunas ocasiones, los uniformados no despliegan su mejor esfuerzo, ya que algunos de sus cargos están más que todo en esperar que pase el tiempo para que les llegue su edad de jubilación.
Lo cierto de todo es que no hubo que esperar a la mitad del gobierno de la Patria Nueva para adoptar medidas para mejorar la seguridad en el país.
Lo cierto es que la mayor seguridad prometida por la actual administración con su programa de "Mano Amiga" resultó un fiasco y ahora se esperan mejores resultados.