Una sociedad en constante cambio, en un país de tránsito que por naturaleza siempre está expuesto a recibir la influencia de diversas culturas, algunas positivas, otras que en nada ayudan a la población, principalmente a la juventud que, generalmente, no tiene la capacidad de analizar y evaluar los hechos con madurez, pues se deja envolver por lo que llaman moda, es una situaciones que al final afecta al núcleo de la sociedad, la familia.
Por experiencia propia sé que el deporte se abre paso para apoyar a los padres de familia; pero también sé que es una labor que requiere del apoyo recíproco, si se desea formar hijos exitosos, el padre de familia debe involucrarse.
Segura de que el deporte es un gran aliado, hemos visto con gran preocupación el sueño frustrado de una selección juvenil de béisbol que no tendrá la oportunidad de representar a su país en un torneo mundial, debido a fallas en trámites administrativos, y donde no dejamos de pensar que se hace presente, como en otrora, las disputas entre organizaciones y entidades deportivas nacionales, que una vez más, convierten a nuestros atletas en víctimas y con ello afectan a sus familiares que cubren los gastos de la preparación de sus hijos, que al final juegan por una camiseta y el honor de representar a su país.
Ante la negativa de la Federación, el comité organizador de este torneo mundial tomó la iniciativa de invitar a otro país, lo que hace casi imposible que Panamá, que ganó su pasé el año pasado, al ocupar el cuarto lugar en el Panamericano realizado en México, asista a este torneo mundial; si esta decisión se mantiene, le hacemos llegar este mensaje a las autoridades, desde el Presidente hasta los responsables del deporte nacional, pasando por las instancias que les compete el tema de familia, para que situaciones de esta naturaleza no se repitan por falta de programación; y se le dé valor al deporte que tantas glorias le brinda al país.