La teleserie de la Cadena Fox, "My name is Earl", describe la vida de un hombre corriente, el cual descubre que el mundo se rige por el "karma". Si uno hace una acción buena, nada malo te pasará. Pero si cometes errores y maldades, al final el castigo llegará.
Yo era uno que no creía en el karma, hasta que vi el pasado jueves al pseudo dirigente transportista Dionisio Ortega, jefe de todos los transportistas de los "Diablos Rojos", tratando de justificar un paro ante las medidas que implementará el Gobierno para eliminar estos deteriorados y peligrosos vehículos de las calles.
Cuando el transportista se burlaba de los usuarios, exigiendo "indemnizacion", pese a ser los buseros los culpables directos de la muerte de más de 200 personas y más de 3, 000 heridos en los últimos 3 años, ocurrió un hecho trágico.
Un autobús de la ruta Kuna Nega – Cárdenas, que iba desbocado por la vía del Puente Centenario, se sale del camino y cae fuera de la vía, volcándose. Mueren dos personas, entre ellos el "pavo" o secretario del conductor. Cerca de 15 personas resultan heridas. Unas 24 horas después, fallece el boxeador José "Maco" Arboleda, producto del accidente.
Por espacio de 40 años, los transportistas de la Cámara Nacional del Transporte (CANATRA), filial del Partido Revolucionario Democrático (PRD), han explotado y esclavizado a más de 1.2 millones de usuarios, personas como tú y como yo, que debemos utilizar por la fuerza, los malditos "Diablos Rojos".
Entre 1973 y 2009, los buseros han ganado unos 7, 000 millones de dólares, gracias a las prebendas políticas y económicas de su negociado. Gracias al error que cometió el ex General Omar Torrijos Herrera, de "entregar el machete" a los transportistas, hoy una mafia del volante se cree dueña y señora de la vida de los habitantes de la Ciudad de Panamá.
El "palanca" o conductor del bus, junto con el "pavo" o secretario, son víctimas a su vez de la mafia del transporte. Se les exige todos los días, en las piqueras, que efectúen más de seis vueltas por la Ciudad de Panamá, que trabajen entre las 3: 00 AM hasta las 12 de la medianoche. No tienen salario fijo, no tienen seguro y mucho menos, estabilidad laboral.
Al estar obligados a entregar cuentas diarias por zarpe, los buseros deben matarse, realizando peligrosas "regatas" en plena vía, matando a diestra y siniestra a peatones, conductores particulares, e incluso a los mismos transportistas.
El accidente de Kuna Nega, en donde niños de un colegio fueron testigos y víctimas del desorden que promueven los dirigentes de la CANATRA, es un buen ejemplo que en este mundo existe la justicia divina, de que el karma es una realidad. Pocas fueron las palabras del tal Dionisio Ortega, cuando fue testigo en Telemetro Canal 13 del desastre que sus pupilos efectuaron en la peligrosa bajada frente al Estadio Nacional Rod Carew.
Los tres millones de usuarios de este país han demostrado claramente su solidaridad hacia las nuevas autoridades del Gobierno de turno. Esta es la hora de acabar con la mafia de los "Diablos Rojos" asesinos.
Este es el principio del fin para los buseros irresponsables. Sus voces clamando por paralización de labores, son el aviso desesperado de que les llegó la hora de desaparecer. Por el bien de Panamá y de nuestro pueblo.