La cultura es casi todo, como el sustantivo, todo lo que se puede ver y tocar. Como la civilización, educación, conocimiento, arte, música, comida, vestido, costumbres, obras, teatro y lenguaje. Y este último, cómo añoro el buen teatro, las buenas obras teatrales con un buen lenguaje que enseña e ilustra al auditorio. Que inspira a meditar sentados frente al escenario y que nos envuelve en ese mensaje transmitido para reflexionar, reír o llorar y muchas veces cambia nuestro modo de pensar para bien.
Las buenas obras teatrales como aquellas o parecidas a las de José Vidal, que años atrás presentaba un medio de comunicación social. Algunas veces, el llamado teatro en nuestro país responde al morbo, a lo negativo de la sociedad, en la que se realza o resaltan los antivalores. Añadido o acompañado casi siempre de un supuesto personaje "gay" con el ánimo burlón de despertar el interés o hacer reír al público espectador.
Y a la larga, pienso llorar porque se va perdiendo lo principal que es la creatividad, las buenas costumbres y el respeto hacia los demás. El buen teatro, las buenas obras teatrales, no son solo aquellas que entretienen o divierten; sino también que ilustran, instruyen y cultivan a la audiencia, al auditorio, a través de su argumentación y dramatización.
Muchas veces extraño disfrutar de una "buena" obra de teatro en nuestro país, donde verdaderamente pueda aplaudir con gusto y decir �buen mensaje, qué creatividad, qué buen lenguaje, qué interpretación, magnífica presentación� �Qué buena obra teatral� Así se hace teatro, así se hace cultura, así se educa, ilustra y entretiene a la audiencia.