No cabe duda de que a la tercera edad se puede llegar de varias maneras: molesto con la vida, felices por lo aprendido, gruñones, con mucha sabiduría o simplemente solos. La decisión es de la propia persona.
Es cierto que todos pasamos por problemas difíciles, pero estos se agigantan más en la edad adulta. Como es el caso de la soledad que invade a cientos de abuelos quienes algunas vez llegaron a tener muchas personas a su alrededor.
La soledad no le hace bien, eso se sabe, pero definitivamente que a los abuelitos afecta aun más. Y es que siempre se ha dicho que la soledad es muy mala consejera.
Por esta razón, la doctora Geraldine Emiliani aconseja que si en la tercera edad no se tiene compañía, entonces hay que buscar otra distracción, diversión o entretenimiento sano.
De no ser así, Emiliani asegura que la persona podría crear sentimientos de inutilidad, inseguridad, miedo, incompresión y mucha nostalgia.
Pero, no crea que esta situación la viven todas las personas de edad avanzada, ya que la especialista asegura que quienes son más propensos a padecer este problema son quienes le han dedicado la mayor parte de su tiempo a la profesión, y han dejado a un lado a sus amigos, familia y hasta sus aficiones.
LAS RECOMENDACIONES
Después de muchos años de trabajo y sacrificio, es necesario e importante:
1. Disfrutar de más tiempo con los amigos y familia.
2. Practicar algún deporte.
3. Organizar y, sobre todo, realizar viajes.
4. Hacer visitas turísticas y culturales.
5. Si se tiene la posibilidad y las ganas de colaborar en trabajos, en hospitales o de voluntario en alguna asociación.
PERO, �QUE HACER SI EL ABUELO ES UN POCO DIFICIL DE TRATAR?
En este caso se recomienda tener mucha paciencia, pero sobre todo darle mucho amor.
No los vea como una carga, aunque a veces su debilidad física y/o psicológica los convierta en personas improductivas.
"La sociedad entera debe reconocer sus habilidades, ellos aportan muchas cosas con su sola presencia. Nos dieron mucho cuando se encontraban en plena fuerza; nos lo dan ahora, con su presencia venerable, con su sufrimiento silencioso, con su palabra acogedora", expresa Emiliani.
