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Decenas de heridos se debaten entre la vida y la muerte tras explosión en México

La cifra de muertos no ha dejado de crecer. Entre cadáveres encontrados en la zona cero -algunos de ellos calcinados hasta los huesos- hoy hasta las 05.00 a.m. suman 89 fallecidos.
Expertos forenses registran la zona cerca de una toma clandestina de gasolina de Petróleos Mexicanos (Pemex) que explotó este sábado, en Tlahuililpan, Hidalgo (México). EFE

Expertos forenses registran la zona cerca de una toma clandestina de gasolina de Petróleos Mexicanos (Pemex) que explotó este sábado, en Tlahuililpan, Hidalgo (México). EFE

Por: México / EFE -

Un total de 51 personas siguen hospitalizadas en México, algunas de ellas en estado muy crítico, tras la explosión en una toma clandestina de gasolina, una tragedia que ya suma 89 muertos.

"Es muy doloroso todo esto. No podemos decir otra cosa. Estamos tratando de salvar vidas y esto es lo más importante", remarcó hoy el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en su rueda de prensa matutina.
El pasado viernes en la tarde, un grupo de pobladores del municipio de Tlahuelilpan, en el céntrico estado de Hidalgo, reventó un ducto de hidrocarburo y empezó a sustraer, de una forma muy rudimentaria, la gasolina.
Tras unas dos horas, y pese a la presencia del Ejército, que poco pudo hacer para controlar la tunda de centenares de personas que se acercaron a recoger gasolina, se registró una fuerte explosión.
Desde entonces, la cifra de muertos no ha dejado de crecer. Entre cadáveres encontrados en la zona cero -algunos de ellos calcinados hasta los huesos- y a estos fallecidos se les han sumado, a cuentagotas, quienes han perdido la vida en centros médicos.
"De ayer a hoy desafortunadamente hemos tenido cuatro fallecimientos más, que sumados a los 85 que se anunciaron, hoy son 89 fallecidos a las 05.00 de la mañana (11.00 GMT)", dijo el secretario federal de Salud, Jorge Alcocer.
Por la gravedad de las lesiones, se espera que la cifra de muertos siga aumentando en las próximas horas aunque las autoridades sanitarias están haciendo todo lo posible por salvar vidas, e incluso algunos pacientes han sido trasladados a un hospital especializado en Galveston, Texas.
"Tenemos que dar la mayor atención. (...) Tienen muchas posibilidades de salvar su vida, que es nuestra primera y única encomienda", apuntó hoy, con velado optimismo, Alcocer.
Mientras los pacientes luchan por seguir en vida, en Tlahuelilpan -un pueblo rural de unos 18.000 habitantes- ya comenzaron los entierros de algunos de los fallecidos entre escenas de crudo dolor.

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Muchos otros familiares siguen todavía pendientes de las pruebas de ADN que han de permitirles identificar los restos humanos encontrados, lo que es imprescindible para poder celebrar el funeral y cerrar, en la medida de lo posible, este trágico suceso.
El nuevo fiscal general, Alejandro Gertz, aseguró hoy que, con total independencia, se está integrando ya una nutrida carpeta de investigación sobre el caso.
Además, se citará a declarar a todas las autoridades que intervinieron en la zona antes y después de la tragedia, a fin de elaborar una cronología del suceso que permita esclarecer las causas del mismo, una de las peores catástrofes por explosión que recuerda México.
En días anteriores, resaltó que cabía la posibilidad de que la acumulación de gases de alto octanaje y una chispa por fricción de ropa sintética ocasionaran esta tragedia.
Hoy, no obstante, reiteró que no hay nada en claro: "No vamos a adelantar hipótesis hasta que no tengamos la manera de poderla ratificar. Y vamos a analizar con toda precisión" el suceso.
En tanto, la conferencia matutina del mandatario de México se centró, una día más, en el combate al robo de combustible de los ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex).
De acuerdo con cifras oficiales, en 2018 se detectaron 12.581 tomas clandestinas. Hidalgo fue el estado con más reportes, con 1.726.
Para evitar este ilícito, que genera pérdidas multimillonarias para la compañía, se reforzó la seguridad en los oleoductos, que han padecido numerosos sabotajes.
Y aunque se ha amplió el transporte mediante pipas (camiones cisterna), se produjo una situación de desabastecimiento en al menos diez estados del país, entre estos la capital.
El despliegue de miles de efectivos en los oleoductos no pudo evitar tragedias como la del viernes, que ejemplifica un modelo de sustracción de combustible muy rudimentario, ejecutado en gran medida por pobladores de zonas muy rezagadas.
Para acabar con el llamado huachicoleo (robo de combustible), López Obrador ha anunciado ayudas económicas a comunidades cercanas a los ductos.
Un programa que este martes y jueves presentará recorriendo varios pueblos donde el robo de combustible supone un importante sustento para muchas familias.

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