Alegan que están cansados de que los bulleros no respeten las medidas de bioseguridad, como lo es el uso de mascarilla y el distanciamiento social, por lo que le piden a la Policía Nacional que se de su vuelta por ese sector.
Ellos deben atravesar los ríos, aunque estén crecidos, ya que en el sector no hay un puente que les permita salir de la comunidad sin exponerse a ser arrastrados por una cabeza de agua o una corriente fuerte.
Según la mujer, la estaban acusando de robar artículos del local. Ella enseñó sus recibos para demostrar su inocencia y en ese momento se formó el revulú.
Los ladrones se suben al techo de los locales y desvalijan las instalaciones eléctricas de los aires acondicionados y los mismos aparatos, lo que les genera aún más pérdidas a las que ya tienen producto del cierre por la pandemia ocasionada por el Covid-19.
Según los quejosos los ladrones se meten a los patios de las casas y arranca de raíz las palmas rojas que luego siembran en potes y las venden como si fueran ellos quienes las cultivaran.
Aseguran que cruzar los cuatro carriles de la Avenida la Paz, a la altura de la Policlínica Alejandro de la Guardia, es muy peligroso, porque los vehículos que vienen del puente vehicular, que está a pocos metros, circulan a velocidad.
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