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Sin embargo, me alejo de Dios después de pecar

Redacción | Crítica en Línea

Cuando el ser humano pecó, por primera vez, se alejó de Dios. Se ocultó porque dentro de sí sabía que había hecho mal. Conocía que hizo lo contrario a lo que había pedido el Creador. En palabras resumidas: desobedeció.

El ser humano de hoy, llámese el cristiano convertido de corazón, siempre estará tentado a pecar. Su condición humana lo mantiene frágil a conjugar el verbo pecar una y otra vez, sin embargo, por verg�enza tiende a hacer lo mismo de Adán y Eva: esconderse.

Que sensación tan triste y pesada vive el cristiano genuino cuando vuelve a caer de nueva cuenta en pecado. El corazón se constriñe de tal manera que sentimos que ya no hay perdón para nosotros ni posibilidad de restauración alguna, pues, pese a que ya sabíamos que estábamos haciendo mal, no nos detuvimos, y aun más, sabíamos que nos sentiríamos muy mal después de ese pecado, y pese a todo ello... volvemos y caemos".

Un aspecto fundamental que deben entender todos los redimidos por la sangre de Cristo, es que la naturaleza pecaminosa seguirá existiendo durante toda la vida terrenal.

Si usted ha pecado nuevamente, debe saber, estimado hermano, que Satanás conoce nuestras debilidades, y sabe también que cuando pecamos de nuevo, nos invade una sensación de tristeza y verg�enza que nos aleja de Dios. Nos hace sentir más sucios y viles pecadores.

Muchos de los que cometen este error se alejan de Dios, no por que no le amen o por que no le reconozcan como su salvador, sino porque la verg�enza que los invade es tal que se sienten incapaces de clamar a Dios y pedir perdón.

Si usted ha fallado, no se aleje de �l. Al contrario, clame con más fuerza para que le ayude a salir de esa crisis que lo mantiene aterrado y por favor no se olvide de esto: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Gálatas 2: 20).



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