CRITICA EN LINEA 

 

S E C C I O N E S

EPASA EN LINEA

PANAMA AMERICA

DIAaDIA EN LINEA

REVISTA SIETE!


primera plana

portada

al cierre

nacional

política

opinión

economía

el pueblo habla

comunidad

provincias

nuestra tierra

deportes

el mundo

viva

sucesos

 

CRITICA
 
FAMILIA
  OPINI�N


"Levántame, que estoy caído"

Hermano Pablo | Reverendo

Levántame, Señor, que estoy caído,
sin amor, sin temor, sin fe, sin miedo;
quiérome levantar y estoyme quedo;
yo propio lo deseo y yo lo impido.

Tu poder y bondad truequen mi suerte:
que en otros veo enmienda cada día,
y en mí nuevos deseos de ofenderte."

Con este conmovedor soneto de Fray Miguel de Guevara se inicia el conceptismo mexicano de los siglos dieciséis y diecisiete.

El escritor que le sirvió de inspiración a Fray Miguel no tiene fama de ser poeta como él, pero sí de ser pensador. Se trata del apóstol San Pablo. Y esta es la forma en la que el célebre apóstol vierte el concepto original en su carta a los romanos:

... yo soy meramente humano -confiesa San Pablo-, y estoy vendido como esclavo al pecado. No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco.... Yo sé que en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminosa, nada bueno habita. Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo. De hecho, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. Y si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace sino el pecado que habita en mí.

�Quién sabe cuánto aliento le infundieron a Fray Miguel esas palabras transparentes de San Pablo! No cabe duda de que el más insigne apóstol se contaba entre los seres que más dispuestos estamos a reconocer que somos humanos. Reconocía que era un hombre de carne y hueso. Por eso hasta los más viles pecadores podemos identificarnos con él en ese pasaje bíblico. Pero no nos deja sumidos en la desesperación. Después de exclamar: "�Soy un pobre miserable!" y de lanzar el interrogante: "�Quién me librará de este cuerpo mortal?", San Pablo mismo contesta triunfante: "�Gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor!"

Por eso el soneto comienza con el ruego: "Levántame, Señor, que estoy caído." No somos capaces de levantarnos por nuestra cuenta. Pero el poder y la bondad de Dios son más que suficientes para lograrlo. Basta con que le imploremos:

�Sálvame, Señor, que estoy perdido!
Yo no quiero perderme ni perderte,
sino que quiero dejar de ofenderte.



OTROS TITULARES

Programa de fomento lechero

Sin embargo, me alimento con "basura"

Administrar una empresa

Cien

Buzón de los lectores

"Levántame, que estoy caído"

Políticos y encuestas

 


 

  

 

linea
linea gris
 

   copyright © 1995-2007, CRITICA EN LINEA
todos los derechos reservados