Veintitrés años después del estreno de "Wall Street", aquel clásico film escrito y dirigido por Oliver Stone, llega esta segunda parte que aprovecha el escenario de la crisis global financiera del 2008 para retomar la historia de Gordon Gekko, el genial personaje interpretado por Michael Douglas.
Considerando los decepcionantes últimos trabajos de Oliver Stone ("W", "World Trade Center", "Alexander"), pareciera que esta tardía continuación es un desesperado intento del director por recuperar algo del reconocimiento y prestigio que tenía en aquellos años 80.
Pretender que "Wall Street 2: el dinero nunca muere" mantenga el excelente nivel de la original es demasiado pedir, pero al menos es una digna secuela con varios aspectos para rescatar.
Stone vuelve a dirigir esta continuación (aunque en esta ocasión el guión no está a su cargo) y logra su mejor trabajo desde mediados de los años 90 para acá.
Además de una correcta dirección de actores, una excelente fotografía a cargo de Rodrigo Pietro y una buena banda de sonido que incluye varios temas de David Byrne, Stone emplea viejos recursos de edición (como la pantalla partida) para imprimirle ese estilo que tenía la primera. Incluso utiliza una tipografía similar en los títulos iniciales y hasta vuelve a hacer un cameo como ocurrió en la original.
La historia es entretenida y mantiene un buen ritmo durante los 133 minutos de duración. No es necesario haber visto la primer parte para engancharse, pero quienes la recuerden disfrutarán ciertos momentos nostálgicos como el reencuentro entre Gordon Gekko y Bud Fox (un cameo de Charlie Sheen), donde intercambian comentarios relacionados con la trama original.
El excelente elenco es encabezado por Michael Douglas, quien se vuelve a poner en la piel del ambicioso Gordon Gekko. Gran parte del film muestra a un Gekko distinto, ya sin el poder de antes, aconsejando al personaje de Shia LaBeouf y preocupado por resolver sus conflictos familiares.