Otro gallo cantaría si Bolívar estuviese vivo. América, Latinoamérica serían otras.
La unidad continental se habría consolidado. América sería fuerte. No seríamos como islas en un gran archipiélago de confusión, de indefinición, donde, a veces, pareciera que se hubiese abierto la Caja de Pandora, para no cerrarse más. Al menos se habría roto el cordón umbilical de la dependencia económica.
De eso está convencido el teatrista colombiano Jorge Elías Triana, admirador de Simón Bolívar, tema que ha trabajado mucho: una serie de TV y una película.
"El sueño de Bolívar está inconcluso", nos dice, y gustoso ayudaría a El Libertador a reescribir la historia, porque América merece mejor suerte.
Triana tiene en su haber 6 películas, 50 obras teatrales y 500 de televisión.
Visitó Panamá este mes, para presentar en el Teatro Nacional "Crónica de una muerte anunciada", pieza teatral basada en la novela del mismo nombre, de Gabriel García Márquez.
Así cierra un periplo que se inició hace nueve años enarbolando la bandera cultural, dando a conocer el talento que hay en Colombia y de paso su historia. O a la inversa.
Dialogamos de todo un poco con él la víspera de la presentación de "Crónica de una muerte anunciada".
Le resulta difícil hablar de sí mismo. Pero nos mira a los ojos y expresa: "Ateo, agnóstico y hereje.. eso soy".
Explica la razón: "Cuando yo era muy niño e iba a entrar al colegio, de curas, en el examen de admisión me pidieron que diera cinco pruebas de la existencia de Dios. Lo medité mucho y expresé muy ingenuamente que no podía darlas porque no creía que existiera y me rechazaron".
Tras esa experiencia, él ratificó lo que sentía.
�Cree en algo?, le preguntamos.
Enumera: "creo en la vida, el ser humano, el amor y la libertad. Creo que la libertad es el tesoro más grande del ser humano y no puede haber libertad sin paz".
Es acelerado, perseverante, obsesivo y enamoradizo. "He tenido seis mujeres distintas. O sea que me gustan todas".
Le encanta Panamá. Por vez primera vino a nuestro país en 1973.
Un teatrista es como un pintor frente a la vida. O como un relator de cuentos. Así nos lo hizo saber.
Nos habla del arte teatral, cuyo objetivo es impactar al público, captar su atención, hacerlo reaccionar, vibrar..
Plantea que no importa si es un público de Suecia, de Panamá u otra nación. "Son muy distintos, pero en esencia son la misma cosa. Es contar historias. Somos cuenteros. Contamos cuentos a través de situaciones diversidísimas, con actores".
Disfruta de la familia, de compartir con sus hijos Rodrigo (42 años), Verónica (28), Daniel (18) y Elisa (14). También le gustan la música, la lectura y la pintura. Está contento con el tiempo en que le ha tocado vivir. Está soltero y sin compromiso. "Estoy a la orden, en licitación", dice, con el sentido del humor que lo caracteriza.