El Vidajena
La pasierita Cintia acaba de cumplir sus 18 añitos y de graduarse de secretaria bilingüe en una escuela oficial, por lo cual, sus papacitos le organizaron una
La pasierita Cintia acaba de cumplir sus 18 añitos y de graduarse de secretaria bilingüe en una escuela oficial, por lo cual, sus papacitos le organizaron una divertida fiesta en el centro del patio limoso. Ella presumía de continuar siendo señorita en una época en que las guiales se estrenan en el sexo a los quince años. Cintia es una chichi blanquita, de larga cabellera negra, como es la moda y tiene un cuerpo delgado, pero bien provisto de curvas, porque según le ha dicho a sus amiguitas, piensa convertirse en modelo de televisión.
Las amigas le dicen que para eso tiene que recibir entrenamiento en alguna academia y que ella es más pobre que una rata y que recuerde que sus papacitos hicieron malabares para costearle los estudios, que a pesar de estudiar en una escuela oficial, hay que aflojar cierto chimbilín para ciertos gastos.
Por otra parte, su mamá, doña Endosia, le había dicho que nunca fuera a enamorarse de un vecino del patio limoso, porque todos eran unos vagos, fumadores de “pichi” y buenos para nada. Que esperara cuando fuera a trabajar en un banco de primera clase, para que conociera a algún pasiero buena gente, que ganara buen chenchén y que fuera bien parecido.
Ah, pero Cintia se había enamoriscado de Bemba, un negrito famoso por dejarse crecer el pelo y hacerse unos moñitos o cadejos que le llegaban hasta los hombros. Dicen las malas lenguas que ya había sucedido algo entre ambos, pero ella lo negaba. Bueno, pronto se supo.
Una noche, Cintia se apareció con Bemba y lo presentó como su novio ante su mamacita Endosia y su papi don Chepe, quien es un cero a la izquierda en ese chantin porque la que manda es la doñita. Ambos sufrieron un yeyo, pero se recobraron lo suficiente, para echar al “man” del cuarto y al mismo tiempo azotar a la bella hija por llevar a esa prenda que tiene un récord policivo más extenso que John Dillinger. Cintia, furiosa, decidió ir por fuera con Bemba, porque dijo que ese era el amor de su vida. Finalmente, sus papis dieron el brazo a torcer y Bemba se ha convertido en modelo de la televisión.
¡Y asómbrense! Como Bemba no tiene donde caerse muerto, se ha echado en el cuarto de la guial y ambos duermen en el altillo o “jorón” como le dicen en la campiña. Dicen que muy pronto vendrá un lindo heredero y entonces si que se esfumarán los sueños de esta guial, que será como muchas otras, llena de comearroces, lavando pañales y la ropa mugrosa de Bemba. ¡Adiós sueños! Tome nota.