Argentina
Por Alfonso Zamora
Periodista
Solo un país como Argentina ha podido producir un papa como Francisco y un revolucionario como el “Che” Guevara.
Ambos personajes tienen en común la lucha por la revolución social, pero de manera diferente.
Tras su muerte, el “Che” estimularía el surgimiento de las guerrillas en el continente, mientras Francisco desarrolla su misión revolucionaria con la oración.
Argentina es el país del tango, de Evita, de Messi y Maradona, de Gardel y Borges y otros, que han marcado pautas en el mundo.
Francisco viene a Panamá con un grito de guerra contra la globalización y la indiferencia que terminará por acabar con el mundo.
Francisco está claro de la lucha contra el capitalismo salvaje, pero también es contrario de quienes, en nombre de una ideología, someten a la miseria a los seres humanos.
Francisco reaparece como el conductor de las nuevas generaciones, quienes ven en él la figura a seguir e imitar por su forma de vida.
Francisco no ha perdido la humildad de cura de parroquia de pueblo o barrio pobre, por eso es auténtico.
Estamos frente a un hombre especial, que no señala indicadores económicos, pero la fuerza de su verbo a favor de los pobres tiene más trascendencia que un fusil.