Opinión - 12/8/15 - 11:30 PM

Carteristas

Por: Milciades Ortíz Catedrático -

Hace centenares de años en Francia se popularizó el uso de carteras (billeteras) en los varones. La ciudad de París se llenó de hábiles ladrones que causaron problemas de seguridad. El Gobierno buscó la manera de acabar estos robos con sanciones terribles. En un acto público le cortaban la mano al carterista. Se suponía que la bárbara pena haría desistir a los maleantes a seguir robando carteras. Dice la leyenda urbana (cuento popular) que mientras les cortaban la mano a los ladrones, otros estaban robando carteras al público que veía el acto. De esta manera, las autoridades comprendieron que la terrible pena no evitaba el robo de las carteras. En Estados Unidos la pena de muerte ya sea por la silla eléctrica o la inyección letal tampoco ha podido detener los asesinatos. En otros países no mataban a los maleantes, sino que los mandaban a horribles cárceles en islas remotas desde donde nunca volverían a la sociedad. Por más horripilantes que sean estas condenas no evitaron que las sociedades a través de los años sean víctimas de violadores de las leyes. En Panamá por muchos años la isla de Coiba significaba el INFIERNO para los peores delincuentes del patio. Y no acabó con los delitos. Expertos nacionales y extranjeros señalan que son pocas las personas que cometen delitos por problemas sicológicos. Allí clasifican a los asesinos en serie, violadores y pedófilos. En los años 60 conocí a varios de ellos. Era evidente que tenían enfermedades mentales. En esa época no había atención psiquiátrica ni sicológica en las cárceles, así que entraban y salían hasta que murieran por causas naturales porque aquí no hay pena de muerte. Ya en ese tiempo se conocían los diferentes tipos de delitos desde el punto de vista sociológico. Se hablaba de los delitos de cuello blanco cometidos por personas de alto nivel social y político que no iban a Coiba. Un chiste popular decía que si Ud. robaba una cartera, iba a dar a la isla penal, pero si robaba un millón de dólares, “lo nombraban embajador”. Hasta hace poco, esta discriminación en la justicia estuvo vigente. Ahora hay programas para regenerar a los maleantes y convertirlos en ciudadanos útiles a la sociedad. No es fácil conseguir esto, pero se logra algunas veces. ¿Causas de la delincuencia? Las hay de todo tipo. No solamente ser pobre o vivir en un barrio “caliente”. El aumento de las penas no va a evitar los delitos ni aunque conviertan las cárceles en palacios… ¿habrá que cortar las manos a los maleantes?...

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