Corte Suprema
Los problemas de la justicia panameña, más que de leyes, es de hombres sin carácter que imparten justicia al vaivén de las olas, a los dictados del gobernante de turno y a la presión de los grupos de poder.
Magistrados temblorosos como la gelatina ante la mínima presión o cepillo con el presidente de turno, hacen lo imposible para torcer la interpretación de las leyes y códigos, con el fin de quedar bien con el mandamás de turno, en vez de fallar en Derecho.
Hay magistrados que llegan al extremo de hasta voltear sus proyectos originales si son contrarios a los pareceres del Ejecutivo. Las ansias de ser ratificado en un cargo o los cuestionamientos mediáticos o el incontrolable deseo de llegar a controlar el Poder Judicial, hacen que los magistrados se esfuercen en torcer el Derecho.
Por eso la justicia no funciona. Solo se aplica la ley a los poderosos caídos, cuando se debe ser más vigilantes ante los gobernantes de turno para prevenir el delito.
Sin duda, que estos mismos magistrados que hoy se inclinan ante el varelismo serán los primeros en el 2019 en aprobar investigaciones contra los que hoy están en el poder, porque ese tipo de actuación está en la naturaleza de gente que aplica el Derecho según la conveniencia del momento.