Crisis financiera y familia
Monseñor Emiliani, mi familia ha entrado al borde de la desesperación. Soy una mujer casada con un hombre que fue muy exitoso en todo. De joven fue buen estudiante y triunfaba en todos los deportes del colegio. Fue a estudiar a Estados Unidos y sacó su carrera de ingeniero civil y acá estudió después derecho, aunque nunca ha ejercido. Como constructor, luego como hombre de negocios y empresario triunfador, amasó una fortuna considerable. Pero llegó la crisis financiera y empezó a perder dinero en malas inversiones. Mi marido sigue viajando a Estados Unidos a hacer negocios y nada le resulta. Acá no tiene contratos desde hace meses. Está deprimido y desesperado.
Estimada señora: es el momento de hacer un alto en el camino, revisar el tren de vida que llevan, ajustarse a lo que tengan, dejar gastos innecesarios en todos los aspectos, vivir austeramente y no preocuparse por el qué dirán de la gente de su grupo social. Tienen que reunirse todos los miembros de su familia y analizar el asunto, como haría un buen capitán de barco ante la tormenta que llega y todo lo que habrá que echar por la borda para salvar la nave. Ya sonó el timbre de alarma y reducir gastos al máximo evitará que un día terminen en la calle.
Por otro lado, busque trabajo, y desempéñese en lo que usted aprendió en la universidad. Que el hijo mayor tiene que devolverse de Estados Unidos y estudiar en una universidad de acá, también sería lo mejor. Allá se va una cantidad de dinero y hay en nuestra patria buenas universidades muchísimo más baratas que las de Estados Unidos y una buena educación. La clave de la formación es el que estudia, su actitud, su compromiso, sus ganas de superarse y sus metas.
Su marido está atravesando una depresión que lo está arruinando. Ya hay un deterioro físico notable, y el licor avanza ferozmente para terminar de convertirlo en un adicto. Él tiene que recapacitar y saber que el mundo de las inversiones implica muchos riesgos, y que los que están muy metidos en eso tienen el respaldo de grandes capitales para asumir los golpes, o el recurso de empresas que puedan amortiguar las pérdidas y así ellos sobrevivir. Su esposo dejó su trabajo de ingeniero y empezó a "jugar con dinero", y mientras acertaba ingresaba capital, pero los errores, las malas jugadas de socios tramposos y la crisis financiera acabaron con su dinero.
Él tiene que volver a su profesión de ingeniero y con humildad aceptar los trabajos que le den y empezar de nuevo. Tiene que reconocer que debe arrodillarse ante el Señor y pedirle discernimiento, fortaleza, sabiduría y mucha humildad. Y repito, reducir el ritmo de vida que llevaban. Tener una sola empleada doméstica, vender la casa de playa como también la casa de la ciudad e irse a una vivienda más sencilla. Con ese capital de las ventas pueden sobrevivir mientras consiguen empleo, y recuerde que con Dios somos invencibles.