Dale
Al joven lo pillaron hurtando un artículo en un supermercado al comienzo de la tarde de un sábado. El cuerpo de seguridad actuó con eficiencia para capturar al sujeto. No fue fácil. A cuatro seguridad les costó controlarlo, pues trataba de escapar. Algunos clientes ayudaron a capturarlo. El súper estaba casi lleno, y no se escuchó a nadie hablar a favor del maleante. ¡”Dale, dale”!, gritaron varios. Un anciano apretó su bastón dispuesto a golpearlo si lo atacaba. Gritó que no había que tenerle lástima, porque esa persona podía dañarlo a él. Agregó que era un joven que debía ir a trabajar, en vez de estar robando. Algunas mujeres resaltaron la juventud del maleante, y estuvieron de acuerdo con que en Panamá hay trabajo.
Dos días después la comunidad quedó estremecida, ante un asalto a un casino que fue frustrado por la policía. “Parecía una película por la persecución y el tiroteo con los cuatro maleantes”. Se reconoció la eficiencia de la policía que hirió a dos de los malhechores y capturó a otros dos. Mientras tanto en otros sitios del país, eran asaltados minisúper, gasolineras, escuelas e iglesias. Hubo comentarios de mano dura y sin contemplación con los delincuentes. Se pidió públicamente que el Sistema Penal Acusatorio no los dejara libre como ha hecho en ocasiones.
Personas pensaron que los panameños honestos estamos indefensos por culpa del Gobierno que prohíbe la venta de armas para defendernos. Y la pregunta necia es: ¿de dónde los maleantes sacan las armas? No se explica que con tanto modernismo investigativo no se haya podido controlar el contrabando de armas. En estos días de fin de año aumentan los delitos contra la propiedad, porque hay mucho dinero en la calle. Pero la percepción popular es que la delincuencia no puede ser controlada por más esfuerzos que hagan las autoridades. Existe gente que ha dejado de ir a comercios y actos por miedo a ser asaltados. Muchos se encierran en sus casas desde tempranas horas y no le abren la puerta a nadie, aunque venga a hablar de política. De seguir esta situación, los peregrinos de la JMJ encontrarán un Panamá lleno de basura y asaltos. ¡Cuiden bien al papa!, no vaya a ser que le roben...