Opinión - 28/7/17 - 12:00 AM

Falsa y peligrosa ventaja de deshonestos en el deporte

Por: Pablo Bargueño de Retes Periodista -

La globalización actual todavía favorece el consumo de nuevos componentes químicos con efectos similares al de las drogas en el deporte profesional. El sentido primitivo del deporte se ha transformado desde que se descubrió que este podía ser un negocio muy rentable para las grandes empresas multinacionales. El actual modelo no tiene en cuenta las múltiples formas deportivas que enriquecen el mundo y ofrecen una diversidad social y cultural que la globalización está eliminando.

El deporte es un componente más del mercado económico global. Los deportistas son ahora profesionales, pertenecen a una élite creada por los medios de comunicación y la industria del entretenimiento. Hay una inmensa frontera entre los deportistas aficionados y los profesionales. La línea divisoria la marca, en muchos casos, el consumo de sustancias dopantes.

La máxima del “todo vale y cuanto más, mejor” se cumple también en el deporte. Los grandes ídolos deportivos tienen contratos publicitarios millonarios y están sometidos a grandes presiones para amortizar los costes. Por eso, todo parece ser lícito en el deporte globalizado para conseguir una victoria. Lo importante no es participar y esforzarse, sino vencer al adversario.

El traficante de los círculos deportivos no tiene escrúpulos, para él no existe la ética deportiva. Su objetivo es seleccionar deportistas de élite que se puedan convertir en superatletas agigantados por el apoyo económico de las grandes transnacionales y la ayuda de productos químicos e incluso genéticos.

Mientras se producen avances científicos, los médicos deportivos buscan estrategias para que los nuevos fármacos no levanten sospechas al utilizarlos en los cuerpos de los atletas. La opinión pública observa como cada año mueren deportistas en los terrenos de juegos, fulminados por el rayo del infarto. Detrás de muchas de estas muertes están los equipos médicos, los complejos vitamínicos y el sobreesfuerzo al que son obligados muchos deportistas para sostener con sus goles, puntos, canastas y plusmarcas los grandes negocios.