Opinión - 17/7/17 - 12:00 AM

Para sobrevivir al estrés laboral

Por: Sara Maroto Centro de Colaboraciones Solidarias -

El café rápido de las mañanas. La interminable lista de tareas pendientes. Cuando el tiempo que transcurre desde que nos levantamos hasta que nos sentamos frente al ordenador ya está cargado de prisas y preocupaciones, nuestro subconsciente relaciona directamente “ir a ganarse el pan” con algo pesado y desmotivador.

“Vivimos en una sociedad en que nos enorgullecemos de llenar nuestras agendas hasta límites explosivos”, aseguró Carl Honoré, autor de “Elogio de la lentitud” y uno de los padres de la filosofía “slow”. El estrés supone, junto a la ansiedad y las depresiones, el 12% de las enfermedades, y está catalogado como uno de los “trastornos del siglo XXI” por la Organización Mundial de la Salud.

Es cierto que no podemos controlar factores como el nivel de exigencia de los jefes o las urgencias de los clientes, pero ante estas limitaciones, se están creando y recuperando sistemas de gestión del estrés para trabajadores terremoto. En esta sociedad de la innovación, la creatividad también aflora cuando se trata de rebajar la presión laboral.

La multitarea es una de las habilidades más sobrestimadas de la vida moderna. Las decenas o cientos de correos diarios se convierten en actividades pendientes que nos impiden centrar nuestra atención en un solo objetivo, reduciendo la productividad y la calidad del resultado. La multitarea es un objetivo, más que un método de trabajo: solo un 3% de la población es “supertasker”, término acuñado por la Universidad de Utah en su estudio sobre los mismos. El resto aspiramos a serlo.

El tiempo es un bien preciado y escaso cuando se trata de combinar trabajo y vida personal. Muchas veces ni siquiera hacemos esa distinción. La Técnica Pomodoro utiliza un reloj para dividir el tiempo dedicado a un trabajo en intervalos de 25 minutos o “pomodoros” separados por pausas. El sistema se basa en la idea de que las pausas frecuentes pueden mejorar la habilidad mental. La concentración de la actividad propicia el aislamiento y supone menos interrupciones durante la realización del trabajo, lo que se traduce en más tiempo libre para la vida personal. Un objetivo final que motiva y ayuda a reducir el estrés. Como decía Albert Camus en “El mito de Sísifo”: “Durante todos los días de una vida sin brillo, el tiempo nos lleva. Pero siempre llega un momento en que hay que llevarlo”.