Vigilia...
"Velad y esperad", dice el buen libro, que además de su mensaje de paz también es un orientador de normas de conducta cívica.
Es por ello que el novedoso y creciente fenómenos de las vigilias como medio de expresión ante el abuso y la persecución, está tomando cuerpo en Panamá con la participación cada vez más nutrida de panameños de diversas condiciones sociales, económicas e ideas políticas.
Las vigilias no son un medio de protesta nuevo, ganaron notoriedad internacional con Las Madres y Abuela de la Plaza de Mayor, en Argentina, donde familiares de detenidos y desaparecidos por las sucesivas dictaduras se reunían a pedir por sus parientes.
En la Cuba castrista, las llamadas Damas de Blanco, también han protagonizado estas reuniones nocturnas donde piden por la libertad de las víctimas de los ergástulos.
En Panamá un grupo de familiares y amigos de los presos detenidos injustamente por el Ministerio Público varelista se han estado concentrando frente al edificio Avesa en la vía España, donde funcionan las fiscalías, instrumentos de la persecución.
Al principio eran pocos con tenues velas, pero ahora han crecido en número y siguen creciendo los asistentes a estas vigilas por el imperio de las libertades públicas.
Esas acciones seguirán a pesar de que la procuradora Varelista es inflexible que no se conmueve ante el llanto de un niño que clama por su padre preso o una madre que pide por su hijo tras los barrotes.
Sin embargo, poco a poco va llegando más gente a las vigilias por la libertad y poco a poco también se organizaran en otros puntos del país, con gente harta de promesas incumplidas, mentiras y persecución.
Estas vigilias que siguen aumentando, son un aldabonazo a la conciencia ciega y sorda de un gobierno basado en el resentimiento de su máximo jerarca ante el hundimiento cada más palpable del hasta hace poco floreciente Panamá.