Viva - 20/4/13 - 05:35 PM

¡Qué pifia los años '80!

Por la módica donación de un dólar los niños mayores de 12 años y los adultos pueden pasar un día diferente de solaz esparcimiento.

Rosalina Orocú Mojica / VIVA
rosalina.orocu@epasa.com


Hoy con el Monumento a Goethals, frente al Edificio de la Administración de la Autoridad del Canal de Panamá, ACP, se revivieron viejos tiempos, con la actividad "Juegos de Antaño".

Grandes y chicos la pasaron bien gracias a esta buena idea de Kermes Kiwanis Canal de Panamá, que quería que todos pasaran en familia y con los amigos un buen rato, alejados de los videojuegos y otros aparatos electrónicos que son buenos siempre y cuando se usen sin exceso ni irse a los extremos, porque pueden crear adicción y afectar el cuerpo y la mente.

Grandes y chicos jugaron.  Este revivir viejos tiempos y compartir en familia fue de 11:00 a.m. hasta las 6:00 p.m.  y mañana domingo volverán a encontrarse y todos ustedes y sus amigos están invitados.

Por la módica donación de un dólar los niños mayores de 12 años y los adultos pueden pasar un día diferente de solaz esparcimiento.

Sí porque en el encuentro de hoy se saltó soga (cuerda), se jugó jacks, rayuela, guacho, canicas (cuajao, bolitas), pix, burro, , tejo, pan queso, estatua, frontón, cuatro esquinas, carreras de aros, pechito, bolsita.

En mi infancia, recuerdo que muchos niños jugaron con muñecas. Sigue habiendo los que lo hacen. Ha sido y será así siempre.

Muchas niñas jugamos canicas, que, al igual que los biombos, eran supuestamente para los varoncitos. A veces teníamos  las faldas llenas de ellas cuando ganábamos y los niños se ponían rojos del disgusto. ¿Quién dijo que ellos siempre tienen que ganar? Había unas grandotas.

Ellos y ellas vestían las mariquitas (muñequitas de cartón que uno recortaba y le pegaba vestiditos y accesorios también de cartón). 

Jugar  la lata era una cita obligada todas las tardes, lo mismo que al escondido y las rondas.
Y ¡qué decir de la cinta o la papayita!.

Ellos y ellas podían ser cintas. Las había de todos los colores. Pero era un secreto el color de cada una. Sólo lo sabía la cinta a la cual la vendedora había asignado el color. Venía la  compradora, saludaba y pedía el color de cinta que deseaba. La vendedora, sabedora de si tenía o no a disposición ese color, la vendía  o no y la niña o niño que representaba ese color si lo había se iba con la compradora. El juego concluía cuando se vendían todas las cintas, se cansaban de jugar o los padres llamaban a todos a cenar o dormir.

Estatua era otro de los favoritos al aire libre.


Si era día de lluvia, entonces, se recurría a  los juegos de mesa. Además de pollito, estaban cruz y cero.

Había otro  juego en donde se elegía una letra del alfabeto y  en tiempo determinado cada jugador (también podía jugarse en equipo pero sólo uno en cada equipo anotaba lo que sus compañeros le decían) debía escribir el  nombre de animal, persona, cosa, país, película...que comenzara con esa letra y se le ponía un puntaje por cada acierto. Si dos coincidían los puntos de esa categoría se reducían a la mitad y si eran tres, como en el de las letras difíciles como X, Y, Z, ni se diga o nadie tenía o anotaban el mismo, así´que había que dividir el puntaje entre los que tenían apuntado lo mismo.




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