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EL PROBLEMA DE LAS TIERRAS ALTAS ES QUE SE REALIZA EN SUELO SECO SIN AGUA ESTANCADA
Un rayito de esperanza

Yalena Ortiz | Nuestra Tierra, Cr�tica en L�nea

Después de las inundaciones que se dieron en las regiones de Chiriquí, Bocas del Toro, la parte norte de Veraguas y Costa abajo de Colón, los productores de maquinarias están preocupados; sin embargo, los que siembran en suelos inundados obtuvieron beneficios con este fenómeno porque "le ofrecen un ambiente único para el crecimiento y nutrición de la planta, pues se benefician de la zona que rodea al sistema radicular que se caracteriza por la falta de oxígeno durante las innundaciones", afirma el Ingeniero Agrónomo Joaquín Velarde.

El arroz es el alimento básico para más de la mitad de la población mundial. El rendimiento mundial del arroz para el 2010 se proyecta 2,87 Toneladas por hectáreas, un incremento anual de 0,93%, debido al desarrollo e incremento en el uso de variedades mejoradas que ofrecen mejores rendimientos, una mayor resistencia a enfermedades, altura más baja, mejor calidad de grano o una mayor producción.

Los programas de mejora genética se basan en la producción de plantas de arroz dihaploides, mediante el cultivo de anteras de plantas obtenidas a partir de cruzamientos previos. El empleo de líneas haploides incrementa la eficiencia de selección de caracteres de origen poligénico y facilita la detección de mutaciones recesivas. El cultivo in vitro continuado de líneas de cultivo de anteras origina variaciones génicas, en este caso, denominadas gametoclonales, que han dado lugar a nuevas variedades de arroz.

Aunque la mayor producción, a nivel mundial, se concentra en los climas húmedos tropicales, el arroz se cultiva desde el nivel del mar hasta los 2500 m. de altitud.

El arroz necesita para germinar un mínimo de 10 a 13�C, considerándose su óptimo entre 30 y 35 �C. Por encima de los 40�C no se produce la germinación. El crecimiento del tallo, hojas y raíces tiene un mínimo de 7� C, considerándose su óptimo en los 23 �C.

El cultivo tiene lugar en una amplia gama de suelos, variando la textura desde arenosa a arcillosa. Se suele cultivar en suelos de textura fina y media, propias del proceso de sedimentación en las amplias llanuras inundadas y deltas de los ríos.

La mayoría de los suelos tienden a cambiar su pH hacia la neutralidad pocas semanas después de la inundación. El pH de los suelos ácidos aumenta con la inundación, mientras que para suelos alcalinos ocurre lo contrario. El pH óptimo para el arroz es 6,6, pues con este valor la liberación microbiana de nitrógeno y fósforo de la materia orgánica, y la disponibilidad de fósforo son altas y además las concentraciones de sustancias que interfieren la absorción de nutrientes, tales como aluminio, manganeso, hierro, dióxido de carbono y ácidos orgánicos están por debajo del nivel tóxico.

El laboreo de los suelos arroceros de tierras húmedas o de tierras en seco depende de la técnica de establecimiento del cultivo, de la humedad y de los recursos mecanizados. El método tradicional de labranza para el arroz de tierras bajas es el arado y la cementación, siendo este último muy importante, pues permite el fácil trasplante.



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